lunes, 8 de octubre de 2012

Del proceso de creación literaria

Escribir, visto desde fuera, puede parecer algo relativamente sencillo.

Está en la creencia de mucha gente, que aquellos que gozan del talento necesario para crear una historia a partir de una simple hoja en blanco, lo hacen de forma natural, sin mayor esfuerzo. A lo mejor en algún caso es así, pero como decía Lorca "si soy poeta por obra y gracia de Dios o del diablo, también lo soy por la técnica y el esfuerzo"; normalmente el proceso de creación literaria es absorbente, agónico, doloroso...

Pueden ocurrir dos cosas: o bien que te sientes delante de esa tan temida y odiada hoja en blanco, tratando de arrancar de tu mente alguna palabra o frase coherente, o bien que un argumento surja en tu cabeza, atrapándote por completo, como un parásito neuronal, de manera que no puedas pensar en otra cosa. Crece y crece, va tomando forma, alimentándose de tus recuerdos y experiencias aunque sea ajeno a ti, aislándote del mundo que te rodea hasta que consigues plasmarlo completamente, librándote por fin de él.

Pero lo peor, lo más asfixiante, sucede cuando tienes una historia, una buena historia, una gran historia. Conoces a los personajes, tienes el escenario, sabes a donde quieres llegar, pero te sientas delante de la puñetera hoja en blanco y no surge nada. Sin embargo, sigue en tu cabeza creciendo más y más, y tú la cuentas, y la gente te escucha diciéndote que la tienes que escribir, que es increíble. Cada vez le añades más detalles y te dicen: "estaría escuchándote toda la tarde". Pero después no escribes nada.

Aún puede empeorar, se te puede cruzar otra historia igual de buena, y ya no sabes que sobre que escribir. Claro que da igual, porque al final, nunca escribes nada.

Entonces, se preguntaran algunos ¿por qué escribir? porque para determinadas personas, intentar dejar de hacerlo, es como intentar dejar de respirar.

Me hacen mucha gracia determinados anuncios de cursos literarios, titulados " El gozo de escribir",  ¿gozo? ese no es escritor ni es nada.

Pero llega un día en el que por fin consigues acabar algo. Pese a todo, tienes un libro. Entonces viene lo peor, intentar publicarlo. Al principio cuentas las editoriales a las que se lo mandas, haces una lista y apuntas las fechas de envío. Llega un momento en el que pierdes la cuentas, la ilusión, y las ganas de remitir nada. Y dejas de hacerlo, dejas de enviar ejemplares de tu libro, por que para que, si la mayoría ni siquiera te dicen nada. La educación es un bien muy escaso, ¿tanto cuesta remitir una simple negativa?

La frustración no es una buena musa.

Hay quien te dirá que es igual, y que mientras tratar de publicar éste, que sigas con el siguiente libro, que todo llegara. Pero nada llega, y todo sigue igual. Y dejas de escribir porque ya no encuentras un motivo por el que hacerlo, y en ese otro trabajo que tienes, el alimenticio, el que te sirve para pagar las facturas te empieza a ir bien, y es peor... Luego alguien a quien conoces consigue publicar, y cuando lo lees te preguntas ¿cómo es posible que hayan publicado semejante truño soporífero y mi libro no vea la luz? ¿tan malo es? y la peor de las preguntas ¿será que verdaderamente no tengo talento? es el remate final.

Así que dejas que las historias fluyan por tu cabeza, creciendo y creciendo, pero sin salir de ahí. Y te sientes mal, sin saber por que.

Hasta que un día, en una conversación cualquiera, surge una chispa que hace que una vez más, cuentes una de tus historias, una de esas que pueblan tu mente y se alimentan de trocitos de tu alma, y como quiera que sea que los escritores de narrativa no somos más que cuentacuentos con ínfulas, modernos juglares al servicio de quien quiera oírnos, dejas que fluyan las palabras, y de repente alguien te dice: "Dios mío, estaría escuchándote toda la tarde", y en ese momento, descubres por que te encontrabas mal, porque habías dejado de respirar.

domingo, 23 de septiembre de 2012

La verdad vista desde fuera

Hola a todos,

Recientemente, una buena amiga que vive en Franfurt, me ha remitido un artículo escrito por una periodista alemana, sobre la crisis que está asolando nuestro país, me ha parecido tan acertado, que he decidido compartirlo con todos vosotros:

Hoy, 6 de septiembre, se encuentran en Madrid los gobiernos de Alemania y
España, acompañados de un nutrido grupo de empresarios, y donde seguro
hablarán sobre las condiciones para poder otorgar más ayudas financieras a
España o a su sistema bancario.


En los dos lados se ha elevado el tono en los últimos meses y es con gran
expectación que España espera ahora la decisión que va a tomar el Tribunal Constitucional alemán, que esa sí es crucial, el día 12, sobre la conformidad
o no del rescate europeo y las obligaciones derivadas para los alemanes.


En Alemania crece la crítica contra la supuesta “mentalidad de fiesta” de los
españoles; en España los medios cada vez son más negativos con la supuesta
dureza de la canciller Merkel.


Pensamos que la situación es mucho más compleja de lo que presentan ambos
gobiernos y la mayoría de los medios.


España no es Grecia, pero España puede ser un paciente crónico si Alemania,
junto con Europa, no contribuye a solucionar sus verdaderos problemas.


España no debería recibir más dinero sin que se cambie a fondo el sistema
político y económico, hoy en manos de una oligarquía política aliada con la
oligarquía económica y financiera, y sin que se aumente la participación
ciudadana real en las decisiones políticas.


Para no perpetuar la crisis y endeudar a los españoles durante generaciones,
el Gobierno español debe reformar a fondo la administración de las comunidades
autónomas y los ayuntamientos, en su mayoría en bancarrota y completamente
fuera de control, sometiendo a referéndum el modelo de Estado.


Este tema es la clave del futuro de España, porque las regiones, ayuntamientos y diputaciones son los responsables de los dos tercios del gasto público-234.000 millones frente a 118.000 el Estado en 2011-, excluyendo la Seguridad Social -23.000 millones-, y este gasto se realiza en condiciones de descontrol,despilfarro y corrupción totalmente inaceptables.

Las razones verdaderas de la crisis del país, en consonancia con lo dicho,
nada tienen que ver con salarios demasiado altos -un 60 % de la población ocupada gana menos de1.000 euros/mes-,
pensiones demasiado altas -la pensión media es de 785 euros, el 63% de la media de la UE -15- o pocas horas de trabajo, como se ha trasmitido a veces desde Alemania.


A España tampoco le falta talento, ni capacidad empresarial ni creatividad.
Tiene grandes pensadores, creativos, ingenieros, médicos excelentes y gestores de primer nivel.


La razón de la enfermedad de España es un modelo de Estado inviable,fuente de todo nepotismo y de toda corrupción,
impuesto por una oligarquía de partidos en connivencia con las oligarquías financiera y económica,
y con el poder judicial y los organismos de control a su servicio.


En España no existe separación de poderes,ni independencia del poder judicial,ni los diputados representan a los ciudadanos, solo a los partidos que los ponen en una lista.

Todo esto lleva también a una economía sumergida que llega al 20% del PIB y que frena la competencia, la eficacia y el desarrollo del país.

Además, detrae recursos con los que podrían financiarse educación y sanidad.

Las ayudas para España, igual que para otros posible candidatos de rescates,no deben ir a bancos ya casi en bancarrota y fuertemente politizados.

En la CAM, el Gobierno ha comprometido 16.000 millones de dinero público en lugar
de cerrarla; en Bankia, 23.000, y el Ejecutivo acaba de darle 5.000 millones urgentemente para cubrir pérdidas en vez de cerrarla, y además de forma tan extraña que despierta todo tipo de recelos.


¿Por qué se ha utilizado el dinero de los españoles (FROB) en vez de esperar los
fondos de la UE?


Es lícito suponer que la razón es la siguiente: los bancos no quieren que la UE investigue sus cuentas.

Control estricto y duras condiciones:

Ya el caso de Grecia ha demostrado que las ayudas europeas tienen que estar
vinculadas a un control estricto y condiciones duras.


Esas condiciones no pueden solamente representar recortes sociales o subidas
brutales de impuestos, como hace ahora el Gobierno de Mariano Rajoy con la excusa de Europa.


Se tiene que cambiar más en España que cortar gasto social, que de todos modos es mucho más bajo que en Alemania, y hay otros gastos infinitamente más relevantes que se pueden eliminar.

Además, los casos de corrupción resultan tan escandalosos, incluso en el propio Gobierno, que uno solo puede llegar a una conclusión: el dinero de Europa no puede ser manejado por personas tan increíblemente venales.

La pasada semana el ministro de Industria Soria - imputado también por
corrupción urbanística en Canarias - acusó al ministro de Hacienda en el Consejo de Ministros de favorecer descaradamente a la empresa líder de renovables, Abengoa, de la que había sido asesor, en la nueva regulación de estas energías, que reciben más de 7.000 millones de euros de subvenciones anualmente.


Y Rajoy, al que entregó una carta probatoria, ni dijo ni hizo absolutamente nada.

No puede permitirse por más tiempo este nivel de corrupción, y menos aún a 17 regiones funcionando como estados independientes, con todos los organismos multiplicados por 17, desde 17 servicios meteorológicos a 17 defensores del pueblo, con 200 embajadas, 50 canales de TV regionales en pérdida, 30.000 coches oficiales o 4.000 empresas públicas que emplean a 520.000 personas, creadas específicamente para ocultar deuda y colocar a familiares y amigos sin control ni fiscalización alguna.

En conjunto, unos 120.000 millones, equivalentes al 11,4% del PIB, se despilfarran anualmente en un sistema de nepotismo, corrupción y falta de transparencia.

Y con esto se tiene que acabar, entre otras cosas, porque ya no hay dinero.Los últimos datos de las cuentas públicas conocidos la pasada semana son escalofriantes.

El déficit del Estado a julio ascendió al 4,62% del PIB, frente a
un déficit del 3,5% comprometido con la UE para todo el año (del 6,3%
incluyendo regiones y ayuntamientos).


Pero lo realmente inaudito es que España está gastando el doble de lo que ingresa :101.000 millones de gasto a julio frente a 52.000 millones de ingresos, y precisamente para poder financiar el despilfarro de regiones y ayuntamientos, que no están en absoluto comprometidos con la consolidación fiscal.

El tema del déficit público es algo que roza la ciencia ficción, y que ilustra
perfectamente la credibilidad de los dos últimos gobiernos de España.


En noviembre de 2011, el Gobierno dijo que el déficit público era del 6% del PIB; a finales de diciembre, el nuevo Gobierno dijo que le habían engañado y que el déficit era superior al 8%, y que se tomaba tres meses para calcularlo con toda precisión.

A finales de marzo, se dijo que definitivamente era del 8,5%, y ésta fue la cifra
que se envió a Bruselas.


Dos semanas después, la Comunidad de Madrid dijo que sus cifras eran erróneas y el Ayuntamiento de la capital igual… el déficit era ya del 8,7%.

Sin embargo, la semana pasada el INE dijo que el PIB de 2011 estaba
sobrevalorado y, con la nueva cifra, el déficit era del 9,1%; dos días después,
Valencia dijo que su déficit era de 3.000 millones más; o sea, que estamos en el 9,4% y las otras 15 CCAA y 8.120 ayuntamientos aún no han corregido sus cifras de 2011.


Lo único que sabemos es que están todas infravaloradas.

El déficit real de 2011 puede estar por encima del 11%, y en 2012 se esta gastando el doble de lo que se ingresa.

Como dice el Gobierno de Rajoy, “estamos en la senda de convergencia”.
Y es verdad… de convergencia hacia Grecia.


Claramente, la joven democracia española tiene todavía muchos déficits de
representatividad y de democracia que deberían interesar a la canciller Merkel y también a Europa, si queremos evitar una Grecia multiplicada por cinco y salvar el euro.


Esto es lo que ha hecho posible el despilfarro masivo de las ayudas europeas,
con una asignación disparatada de las mismas, a pesar de que estas ayudas
han supuesto una cifra mayor que la del Plan Marshall para toda Europa.


Es frustrante que a causa de este sistema oligárquico nepotista y corrupto se
destroce talento y creatividad y que ahora muchos jóvenes se vean forzados a
trabajar fuera, muchos en Alemania.


Esa situación nos ha llevado a una distribución de riqueza que es de las más injustas de la OECD.

La antaño fuerte clase media española está siendo literalmente aniquilada.

Resumiendo: no es una falta de voluntad de trabajo, como se piensa tal vez en
algunos países del norte de Europa, lo que hace que España sufra la peor
crisis económica de su Historia.


Es un sistema corrupto e ineficiente.

La crítica del Gobierno alemán y sus condiciones para un rescate de España se deberían concentrar en la solución de esos problemas.

En caso contrario, solo conseguirán que una casta política incompetente y corrupta arruine a la nación para varias generaciones.

*Stefanie Claudia Müller es corresponsal alemana en Madrid y economista.

lunes, 30 de julio de 2012

¡Qué comiencen los Juegos Olímpicos!

Recientemente pudimos ver la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres, esos que casi nos adjudican a nosotros, y que gracias a la diosa Fortuna no nos fueron adjudicados (como no los hubiésemos pagado con abrazos...). He de reconocer que la ceremonia me gustó. Tuvo un arranque lento y sencillo, con esa recreación de la campiña inglesa, pero luego se impuso un ritmo ágil y continuado, el mismo que impidió la recreación en el desfile a los deportistas, permitiendo que una vez más el Reino Unido hiciera gala de esa gran virtud que tan ajena nos resulta a los pueblos mediterráneos, y que no es otra que la famosa puntualidad británica.

Hubo varios momentos memorables, como a Kenneth Branagh recitando a Shakespeare, el homenaje a los sindicatos en la revolución industrial, Mister Bean parodiando Carros de fuego (ese país no sería el mismo, sin el humor, británico, of course), James Bond recogiendo en helicóptero a la reina de Inglaterra, o J.K. Rowling leyendo a ese otro gran mito que es Peter Pan, que no olvidemos que es londinense, pues no en vano nació en Hyde Park.

Mención aparte merece el homenaje a la Literatura infantil. Desde luego es innegable el don que tienen sus autores para hacer soñar a los niños, Peter Pan, el Viento en los sauces, Mary Poppins, 101 Dálmatas, Harry Potter, Alicia en el País de las Maravillas.... todos ellos surgieron de la pluma de autores británicos. Ahora, el homenaje al sistema nacional de salud, sigo sin entenderlo bien, si todos sabemos que tienen la peor Seguridad Social de Europa, en fin no es algo como para sentirse orgulloso.

Aunque sin duda alguna el gran protagonista fue la música, de hecho seguro que en unas semanas tendremos en todas las tiendas el CD con la música de los Juegos. El toque final fue Paul McCartney tocando al piano Hey Jude.

¿Qué fue muy británica? sin duda alguna, pero es lo que tienen, que estaban en la capital del Reino Unido. Además, es la ventaja de estar en un país con tanta Historia y bagaje cultural como Gran Bretaña. Pocos países podrían haber rellenado tantas horas de ceremonia con música pop/rock de tanta calidad, y totalmente nacional. Desde luego en España lo habríamos tenido complicado, ¿qué habríamos puesto? porque el magnífico pop de los 80 no es precisamente internacional, así que quedaría reducido a Eva María se fue, La Macarena, El aserejé, y como punto final podríamos poner a Manolo Escobar cantando Que viva España, vamos igualito que los Beatles, los Rolling, o David Bowi.

Y es que pocos países tienen tantos iconos que ya lo son de todos.

Bueno, nosotros podríamos haber puesto a Don Quijote y Sancho Panza atravesando el estadio en busca de algún lugar de La Mancha. Y en pintores les ganamos por goleada, ahora, los cuadros no son tan bailables. Si hasta en Barcelona 92 cantó Fredy Mercuri que era inglés. Claro que si ellos tuvieron voluntarios con tambores, nosotros soltamos la tamborrada de Calanda, y ahí queda eso.
 
Desde luego supieron sacarle partido a su propia idiosincrasia, y eso es algo a reconocer.

sábado, 28 de julio de 2012

De Dickens al autor de Drácula: dos aniversarios victorianos.

Que puedo decir, éste sin duda, está siendo un verano muy movido. Mi silencio cibernético se debe a que he estado de vacaciones y sin acceso a Internet. Una maravilla. Ahora, de vuelta al mundo real, no me queda sino volver a encender la pantalla del ordenador y enfrentarme de nuevo al mundo.

Por segundo verano consecutivo la crisis me deja sin pisar la arena de la playa. No es que yo sea muy playera precisamente, pero cuando prescindes de algo, lo echas de menos irremediablemente. Algunos pensaran, ¡pero si se acaba de casar! ¡ si ha estado de luna de miel en Nueva York!, cierto, pero tanto la boda como el viaje se pagaron sólos con lo que nos dio la gente (si, incluso en época de crisis), por eso no contratamos la luna de miel hasta el último momento. Sin embargo, llega el verano, el calor, y como decía la canción en Madrid, no hay playa, vaya, vaya.

En fin... y como mi ahora marido continua sin trabajo, nos hemos ido por segundo verano a un piso que tienen mis padres en la sierra, que por lo menos se está fresquito y hay piscina. Y no me quejo, porque hay mucha gente que no tiene ni eso, por no tener, no tiene casi ni para comer. Como ya he comentado por aquí alguna vez, España se hunde en el Mediterráneo.

Ha sido un mes de julio dominado por la prima de riesgo, el rescate a los bancos, el agujero de las autonomías... vamos que a quien le importa el inicio de los Juegos Olímpicos. Pero yo por mi parte, y haciendo gala de mi imperturbable optimismo, y acordándome de mi abuela que como vea que me hundo vuelve del más allá para darme una colleja, me apunté a los cursos de verano del Escorial.

¡Qué experiencia! desde luego se la recomiendo a todos aquellos que tengan un mínimo de interés por la cultura. Ha sido con mucho lo mejor de este verano. Y así, retomando un poco lo que debería ser el espíritu de este blog, he hecho un curso de Literatura inglesa, bueno, para ser más exactos, ha sido un curso centrado en el bicentenario de Dickens, y la muerte de Stoker, el título era: De Dickens al autor de Drácula, dos aniversarios victorianos.

Dirigía el curso Luis Alberto de Cuenca, un hombre del que he terminado con el convencimiento de que sabe absolutamente de todo. Hubo ponentes de todo tipo, conocidos, menos conocidos, que ponían fotos, que ponían vídeos, que leían la conferencia, que no hablaban de nada y que se limitaban a contar la amistad que les unía a la subdirectora del curso... pero en general he aprendido mucho. Ahora sé que Dickens tuvo una infancia desgraciada, con un padre encerrado en una cárcel de deudores (que yo no sabía ni que existían) y trabajando más de 10 horas en una fábrica de betún, a lo Oliver Twist. También sé que tuvo tanto éxito en vida que la gente le escribía cartas para influir en los argumentos de las obras que publicaba por entregas, y que incluso en los Estados Unidos les esperaban con pancartas de queja por matar a uno de sus personales.

Siempre me ha encantado Dickens. El primer libro que leí fue Canción de Navidad (por favor, Canción de Navidad, no Cuento de Navidad, el original es a Christmas Carol, no a Christmas Tale), y la fuerza del principio "Marley estaba muerto", me arrastró para siempre a un universo plagado de tramas imposibles y finales asombrosamente felices. En el curso se analizó sobre Historias de dos ciudades, que según mi profesora de inglés, que aparte de angloparlante es filóloga, es su gran obra, sin embargo, yo prefiero Grandes Esperanzas, o Grandes Expectativas, que sería la traducción correcta. Probablemente se deba a mi carácter, soy optimista por naturaleza, aunque a veces por lo que escribo en este blog que de me sirve de desahogo,  no lo parezca, pero es así, siempre trato de ver la parte positiva de todo, porque todo tiene arreglo, menos la muerte, y precisamente yo siempre he visto ese pensamiento a lo largo de toda la obra de Dickens, pero más que en ningún otro libro, lo vi en Grandes Esperanzas. Porque siempre puede llegar alguien y cambiarte la vida, porque nunca sabes cual puede ser la repercusión positiva de tus actos.

Otra cosa curiosa que no sabía, y que me llamó mucho la atención, fue que en Inglaterra llevaba más de 150 años sin celebrarse la Navidad, porque fue prohibida por Cromwell, hasta que vio la luz Canción de Navidad, y tuvo tanto éxito que volvió a celebrase gracias a él. Uno de los ponentes decía que él llevaba toda la vida buscando las navidades de Dickens, sin éxito, y lo que es más, que creía que Dickens, había inventado el concepto moderno de Navidad. Nunca lo había pensado, pero me parece una reflexión más que adecuada.

Las ponencias sobre Stoker fueron muy diferentes. Creo que como todos los del curso, he leído Drácula, y soy una gran fanática de la Literatura gótica, y de los vampiros auténticos (es decir, aquellos que no son vegetarianos), pero desconocía prácticamente todo sobre la vida de su autor.

Bram Stoker, nació en Dublín, en el seno de una familia de clase media. Hijo de un funcionario, estudió en el Trinity College, y acabó él mismo siendo funcionario, situación de la que le sacó su amor por el teatro.  Eso le llevó a ser crítico teatral y trabar amistad con el gran actor del momento, Henry Irving, quien finalmente le contrató como su secretario personal, y le llevó con él a Londres. Fue allí en aquel ambiente teatral, cuando dio rienda suelta a su genio literario.

Cuando nos hablaron de los antecedentes de los vampiros, se remontaron a asirios y sumerios, lo que implica que el mito del no muerto, es tan antiguo como la Civilización Occidental. Lo que no sabía que es que en la misma noche que Mary Shelley crea a su monstruo de Frankenstein, Polidori, médico personal de Lord Byron escribe El vampiro (que no es otro de el propio Byron, por quien se siente maltratado) primer antecedente real de Drácula.

La conferencia que más me gusto, fue de un profesor de Literatura Inglesa, Antonio Ballesteros, que fue quien más nos habló del Stoker persona, y del proceso de creación del mito, ilustrando su charla con fotos de su casa natal, de los escenarios reales que le inspiraron los novelados. Sencillamente fantástico.

Otra cosa que no sabía, es que la primera adaptación al cine de la novela, Nosferatu de Murnau, se llama así para tratar de no pagar derechos de autor a la viuda de Stoker, lo que no le sirvió de nada, porque era una irlandesa peleona (celta tenía que ser, como mi abuela) y le ganó un pleito.

En el curso nos proyectaron Historia de dos ciudades, que me encantó, y Nosferatu, que me dormí, lo siento, después de comer no es el mejor momento para visualizar películas mudas.

Terminé el curso, con un sentimiento de tiempo bien empleado, de que era lo mejor que podía haber hecho con una de mis semanas de vacaciones. Eso sin contar, con la gente que conoces, afín a ti, con tus mismos gustos y aficiones. Gente con la puedes decir que te apasiona La palabra de Dreyer, y no te miren con cara de ¿ein?, o que el emplazamiento del curso (un más que magnífico Euroforum Felipe II) te hace sentir que estás en el hospital de la Montaña mágica, sin tener que explicar nada. Lo cierto, es que a veces sentí un poco de complejo de inferioridad frente a alguno de mis compañeros, que planteaban preguntar a los asistentes, que a mi ni por un momento se me habrían pasado por la cabeza, no sólo porque no habría sabido formularlas, sino porque directamente no fui capaz de seguir su razonamiento. Y que conste, que no me refiero a esas personas que están encantadas de escucharse a si mismas, y que en lugar de formular una pregunta, se lanzan a demostrar su amplio nivel cultural, y prácticamente dar otra conferencia.

La bibliografía que tengo del curso, es tan amplia, que no sé si voy a tener tiempo material de leerlo todo, y sinceramente, no me siento capaz de reproducirla por entero aquí. Pero si, me voy a permitir recomendar la librería de una compañera con la compartí el curso, una de esas maravillosas librerías de viejo, o de libro antiguo y de ocasión, se trata de la librería Zaitegui, en San Lorenzo del Escorial (calle Gobernador), si pueden, no dejen de visitarla.

martes, 5 de junio de 2012

Sobrevivir a una boda: Y fin.

Ya lo tenía todo, sólo quedaba esperar a que llegara la tan ansiaba fecha, el 12 de abril. ¿Y qué haces mientras tanto? pues seguir trasteando por internet. Claro que eso no te ayuda mucho, porque te registras en páginas como bodaclick, que lo único que sirven son para hacerte más lío del que ya tienes, ya que básicamente son web que publicitan mil y un sitios, pero no te dan ningún consejo útil, sólo cosas del tipo "tienes que crear una web-boda, Kate Middleton, tenía una" ¡¿?! ah bueno, si Kate Middleton tenía una, pues tú vas detrás. Pero es que a lo mejor va a ser porque ¡esa señora no tenía que ir a currar, y la sobraba el tiempo!. En fin...

Claro está que siempre quedan cosas por hacer. En mi caso fueron las dos cosas de las que se tenía que encargar el novio. A saber: su traje y la luna de miel. Al final, le pedí cita en una tienda de novios, y le llevé a rastras a comprarse un traje, porque veía que se que casaba en vaqueros. Y la luna de miel, la reservó tan a última hora, que tengo amigos que hasta hicieron una porra sobre si al final nos íbamos a algún sitio o no.

Por cierto, nos fuimos a NY, pero esa será otra entrada.

Pero no todo fueron preparativos e ilusiones. En febrero operaron a mi madre de una diverticulitis aguda, y mientras estaba ingresada, fallecía mi vecina de toda la vida, una mujer que me cuidaba de pequeña, y que era como mi tercera abuela. Hace tiempo escribí un relato sobre ella, lo tengo que colgar aquí. Dos semanas después, precisamente una de mis abuelas, fallecía de forma repentina a los 93 años, de muerte natural, la reseña sobre su muerte fue lo último que escribí en este blog ante de casarme. Todo mientras mi suegra, enferma de EPOP, permanecía ingresada. 

Mi madre se recuperó bien, y estaba estupenda para la prueba del menú. Mi suegra, tiene una enfermedad incurable, pero estuvo muy bien para la boda. La hija de mi vecina no paró de llorar durante toda la ceremonia, pensando en la ilusión que le habría hecho a su madre ver como me casaba. Y mi abuela... sé que de alguna manera, desde algún lugar lo vio todo. La incineramos, y depositamos las cenizas en la tumba de mi abuelo, en el pueblo. A unos familiares que vinieron a la boda desde allí, les pedí que por favor se llevaran el centro del flores que llevaba en el salpicadero del coche el día de la boda, y se lo llevaran a mis abuelos al cementerio.

Tampoco fueron todo penas y agobios. Dos semanas antes de la boda, todas mis amigas se reunieron un sábado para mi despedida de soltera. Fue estupenda. En Madrid, cenamos en un restaurante árabe, y luego cerramos una discoteca. Sin boys, ni fines de semana salvajes... justo lo que yo quería. La anécdota fue que en el baño del restaurante me corté en un pie, y no se me cortaba la hemorragia, me tuvieron que poner un montón de pañuelos de papel, y el lunes, a ponerme la antitetánica.

Y llegó el gran día. El día de mi boda.

Cuando se piensa en esos momentos desde la distancia, una piensa que estará nerviosa, o ilusionada, pero lo que no me esperaba para nada, era estar como si tal cosa, como si fuera un día normal. Dormí en casa de mis padres. Me levanté temprano, porque tenía que estar a las 9 de la mañana en la peluquería. La peluquera me hizo un moño alto, rodeado por un par de trenzas, y rematado por una peineta. Mientras me peinaba me llamó mi madre al móvil, mi amiga, la que me maquillaba, ya estaba en casa.

A las 10:30, ya estaba en casa de mis padres, peinada, y lista para que me maquillaran. Durante la sesión de chapa y pintura, trajeron el ramo de novia, y las flores para el coche. A las 11 llegó el fotógrafo, aún me estaban maquillando, así que aprovechó para empezar a sacar fotos. A las 11:30, ya estaba maquillada. Me vestí en un abrir y cerrar de ojos, y hubo más fotos. A las 12, se fue el fotógrafo a la Junta municipal, y nosotros, mis padres y una amiga, nos fuimos también, aunque un poco más tarde.

Mi padre se fue a buscar el coche al garaje, un BMW de la serie 7, que me prestaron en la empresa en la que trabajo (obviamente, del mundo del automovil), y al salir al portal a esperarle, todo el mundo que pasaba en ese momento por la calle se me quedaba mirando. Que verguenza. Hay que decir, que mi barrio, aunque en Madrid, es como un pueblo, y todo el mundo se conoce. Así que todo el mundo se paraba a darnos la enhorabuena.

A las 12:30, saliamos rumbo a Chamberí. Íbamos mis padres, mi amiga Ana, y yo. Al llegar a la Plaza de Chamberí, nos estaban esperando mi tío, y el marido de una amiga de mi madre para llevarse el coche, ya que allí no se puede aparcar. Tuvieron que dar unas cuantas vueltas, porque la ceremonia empezó con retraso.

Tuvimos que esperar en la Plaza, pero estuvimos tan entretenidos charlando con los invitados que se habían acercado a ver la ceremonia. Al ser entre semana, puse un pie de página en la invitación que decía que las ceremonias de las bodas civiles, se caracterizan por su brevedad, de ahí que todos aquellos que quisieran ir directamente al restaurante eran libres de hacerlo.

Por fin nos avisaron.

La sala de plenos de la Junta Municipal de Chamberí, se llenó por completo. No debe ser algo habitual, porque la secretaria y el concejal se sorprendieron. La ceremonia fue breve como corresponde, pero muy bonita. El concejal, muy agradable, hizo algunos chistes, y recalcó la supuesta belleza de la fórmula matrimonial civil. Da gusto encontrar a gente que disfruta celebrando matrimonios. Aparte lo adornamos un poco, poniendo a la sobrina de mi marido, y la hija de mi primo, llevando los anillos, y a dos amigos nuestros diciendo unas palabras. Consiguieron emocionarme.

Al finalizar, el concejal nos propuso salir al balcón de su despacho. Las fotos quedaron preciosas.

Y nos fuimos al restaurante. Allí nos esperaban el resto de invitados, muchos más de los que habían ido a Chamberí. Y se me echaron todos encima. Dios que agobio. Hasta ese instante había disfrutado cada momento, pero a partir de ahí, tuve la horrible y persistente sensación de que hablaba con mucha gente, y con nadie a la vez, que le estaba haciendo un feo a todo el mundo, por no dedicarles suficiente tiempo a cada (que se habían tenido que coger un día libra para ir a mi boda). Que horror.

Un consejo a futuras novias, como dice el refrán, cuando menos bulto más claridad, y eso que yo solo tuve 130 invitados, pero cuanto menos, mejor. Menos agobio.

En el cocktail, nos hicimos más fotos, pero no demasiadas porque empezó a llover. Además, la lluvia provocó que la gente se metiera corriendo en el comedor, y claro los que se habían ido directamente al restaurante llevaban ya mucho cocktail por delante, pero los que habían ido a Chamberí, no, así que hubo quien apenas provó nada de los aperitivos. Muy mal.

El comedor estaba precioso, y a la gente parecían gustarle los regalos que tan profusamente había buscado, envuelto, y dejado la tarde anterior en las mesas. También gustaron mucho las cestas con cosas de aseo que puse en los baños. De lo que no me comentaron nada fue de las tarjetas de agradecimiento ¿sería que no se vieron bien? pero estaban en los platos... es igual,  44 € que no sirvieron de mucho.

Nos sentamos a comer, y yo comí. Me negué a no comer, así que no me levanté durante la comida. Aunque tengo que decir que si me hubieran puesto culebra, me habría dado lo mismo, porque en ese momento si que estaba nerviosa (no sé porque) y literalmente engullí la comida. De lo que si me di cuenta fue de que la crema que nos pusieron, no fue la que elegimos en la prueba del menú, y que además, no se correspondía con la que figuraba en las minutas. Nos dijeron que fue un error.

Acabada la comida, mi ya marido se puso a saludar por las mesas, pero sin mi. Yo hice lo propio, pero se quedó en un intento, la gente se empezó a levantar y fue imposible, porque todo el mundo me paraba a cada momento. Por favor, no intenten monopolizar a las novias en las bodas, que no pueden limitarse a hablar sólo con una persona. Creo que sólo llegué a hablar con un par de mesas.

En todo aquello, el tío de mi marido salió a dar un discurso, es alemán y allí es costumbre. Una amiga de mi suegra hizo de improvisada traductora. Luego un amigo de mi suegro que es humorista, salió a contar chistes, pero no pude oir nada, porque ¡la gente me seguía hablando! Mi marido luego me dijo que vaya falta de consideración hablar mientas actuaba, pero es que me hablaban a mi. Madre, que agobio tenía. Un desastre. Después salió mi suegro a cantar. Ha sido tenor. Fue muy bonito. Una boda diferente.

Tras las actuaciones varias, empezó la música, y el baile. Yo había hablado con el pincha, y le había dicho el tipo de música que quería, y creo que fue todo un éxito porque nos tuvieron que echar del restaurante, fueron 5 horas de barra libre ¡un jueves! la gente estaba súper animada. Tengo que confesar públicamente que apenas tengo cuatro recuerdos del baile, me emborraché. Al día siguiente me moría de la vergüenza, pero mi marido me dijo que daba igual que era mi boda. Mis padres me regañaron.

El caso es que yo juraría que sólo me tomé dos copas, de hecho mi cuñado, me lo ha corroborado, pero no sé, sería el agobio de todo el mundo encima de mi, los nerviosa que me ponía pensar, que  no me había pasado por las mesas, que había gente a la que seguro había hecho un feo porque no le había prestado la atención suficiente (después que fueron un jueves), yo que sé, el caso es que acabé con la mayor borrachera que he tenido en mi vida, y no sé con quién bailé, qué baile, quien se fue despidiendo de mi, ni nada de nada. Un horror, me perdí parte de mi boda, y encima el baile que es de lo yo tenía más ganas. Si lo pienso me echo a llorar, así que mejor no lo pienso.

Y para rematar, al día siguiente tuve la primera resaca de mi vida. Porque por mucho que yo hubiera bebido, nunca había tenido resaca.

Me hubiera gustado estar más con mucha gente, pero de verdad que no me dejaron (luego ya cuando me emborraché, no respondo, porque no sé que hice). Desde aquí pido disculpas. Lo que no sé es como lo hacen otras novias, para estar con todo el mundo, bailar con todo el mundo, pasar por las mesas... un misterio. Me voy a tener que casar otra vez para averigüarlo, jajajaja, además que ya tengo experiencia, y sé donde comprar los mejores regalitos, ay no, que se llaman obsequios :D

domingo, 27 de mayo de 2012

Sobrevivir a una boda, IIIª parte

Había empezado a preparar el papeleo en abril, y me habían dado fecha de boda en noviembre. En un mes había conseguido restaurante y vestido. No llevaba mal ritmo, así que diciembre me lo tomé sabático. Lo único que hice fue comprar una chaqueta blanca que vi en un escaparate, de imitación de piel, la llevé el día de la boda (que nos hizo fresco), y fue todo un éxito, combinada fenomenal con el vestido, y mucha gente pensó que era auténtica.

En enero empecé a pensar en las invitaciones. Mi objetivo principal era no gastar mucho dinero en nada, que no está la economía para muchos dispendios, así que diseñé yo con el ordenador un tarjetón clásico, pero a mi manera, lo transformé en PDF y pensé en mandarlo por correo electrónico.

A mis padres casi les da un infarto.

No sé que tiene de malo enviar las invitaciones por correo electrónico, pero el caso es que mis padres pusieron el grito en el cielo. Que si dónde se había visto eso, que como las iban a dar a la gente mayor... en fin, que me acabé yendo a una imprenta con mi diseño en un usb, y ya que estaba allí encargue a juego unas tarjetas de agradecimiento por ir a la boda un jueves, y las tarjetas con nuestros nombres y la fecha para los regalos.

Los regalos. Esa fue mi siguiente parada. ¿Qué das? ¿por dónde empiezas a mirar? le pregunté a una compañera de trabajo que se había casado hacía unos meses, y me dió unas cuantas direcciones de Webs de boda. Por internet se pueden ver millones de cosas, pero la mayoría son una horterada importante. Al parecer el regalo estrella son las toallas con forma de pastel ¿? me dan eso a mi en una boda, y me estoy pitorreando de los novios un mes. También ofrecen un sin fin de regalos de esos que no sirven para nada, y ni siquiera para hacer bonito, y que invariablemente acaban en la basura, al menos en mi caso, sé que hay gente que los guardan de recuerdo, pero a mi si no me gustan, los tiro.

El caso es que me negaba a gastarme el dinero en algo que luego la gente dejara en un rincón, o tirara a la basura. La misma compañera que me había dado las direcciones de internet, había dado en su boda un pack de regalo de La Chinata, con champú, gel, jabón, y crema de aceite de oliva, me pareció una idea genial. Algo así quería dar yo.

Tras varias semanas haciendo un auténtico estudio de mercado por internet, acerca de los regalos de boda (que por cierto, descubro que el término correcto es obsequios de boda, y no regalitos, como dice todo hijo de vecino), tengo muy claro lo que no quiero dar, pero sigo sin encontrar mi regalo. Tengo que reconocer que la que más ideas me dio fue Cosas de boda, www.cosasdeboda.com, tienen un catálogo muy amplio. Me gustaban varias cosas, pero comprar por internet sin ver antes, no me terminaba de convencer, así que fui a varias tiendas. Lo que si que compré en esa Web, fueron los regalos para los niños, unos imanes de madera con formas de animales, que vienen con unas pinturas para los niños los coloreen,  http://www.cosasdeboda.com/cajita-imanes-madera-para-pintar-p-1894.html,  fueron todo un exitazo entre los pequeñajos.

Como quería ver, me fui a varias tiendas de regalos. Un consejo, huir de todas las tiendas que lleven el apellido "de boda", no solo son más caras, y pretenden cobrarte una pasta por cosas que no lo valen, sino que además confirmas que son una auténtica horterada, de mala calidad. Así que se ocurrió ir a Lunas de boda, a ver si también tenían obsequios. Y así fue, me enseñaron un catálogo, que tenía las mismas cosas que había visto por internet, pero más caras, pero me dieron una buena idea, me dijeron que se estaban empezando a dar en las bodas pulseras. Voilá.

Ahora, ¿dónde compro las pulseras? desde luego en una tienda de regalos de novia, no. Otra compañera me enseñó un broche que se acababa de comprar, era muy bonito, y lo mejor el precio, me dió la dirección y allí fui. La tienda es Libélula complementos, tienen tres tiendas en Madrid, en la Moraleja Green, en el ABC Serrano, y La Gavia. Tienen cosas realmente bonitas, y a un precio estupendo (el precio es algo que determinó la mayoría de las cosas de mi boda), elegí una pulsera, y al comprar más de 100 unidades, me las dejaron a menos de la mitad. El problema fue que a dos meses de la boda me llamaron para decirme que tenían la mercancía retenida en la aduana (lo traen todo de México), y que no sabían cuando iban a poder disponer de ella. Así que me fui corriendo a la tienda a elegir otras que tenían en stock, al final di 6 pulseras diferentes, a la mayoría de la gente les gustaron mucho :D

Me dieron las pulseras en una bolsita de organza azul (elegí el color de las bolsas, a juego con el color de la tinta de las invitaciones, y tarjetas de agradecimiento, y tarjetas con nuestros nombre para los regalos). Me pasé un fin de semana poniendo las tarjetas en el cordón de las bolsitas.

La web, www.tiendaelcarro.es, me dio ideas para los regalos de los hombres, licores. Sin embargo, la mayoría de las botellas que venden para bodas son súper pequeñas y de marcas desconocidas, así que mi padre me remitió a una tienda de licores que hay en la calle Echegaray, y allí tenían las miniaturas de orujo de Ruavieja, a muy buen precio. Ya yenía el regalo para los hombres. Como estaban tan bien de precio, di dos miniaturas, una de crema de orujo y otra de orujo de hierbas. Me las dieron en cajas, así que para envolverlas me fui a la Unión Bolsera en la Plaza de Tirso de Molina, donde me vendieron unas bolsas transparentes, y me mandaron una tienda de la misma plaza, donde venden lazos (si, una tienda sólo de lazos), allí me atendió un chico con rastas, lleno de tatuajes. Decidí confiar en el hecho de que si le tenían ahí era por algo, y me dejé asesorar. Me vendió una preciosa rafia azul (tenía que hacer juego, jajaja), con la que rematé las bolsitas con las botellas de orujo.

De los puros se encargó mi padre. Una cosa menos.

A un mes de la boda, decidí dar alfileres de novia. De perdidos al río. Para todos aquellos que lean ésto, y no sean de Madrid, decirles que los alfileres de novia es una tradición que consiste, en que la novia da alfileres a las mujeres el día de la boda, las casadas se los ponen derechos, y las solteras hacia abajo, la soltera que los pierda, es que se casa. Los compré en www.noviasyalfileres.com.

Prendí los alfileres en las bolsas de organza de las pulseras para no repartir dos veces. Y luego pensé que no apetecía repartir, que era un lío, así que el día antes de la boda me fui con mi madre y una de mis tías al restaurante y junto con las tarjetas de agradecimiento, puso los regalos sobre los platos. Así cuando entraron los invitados, y se sentaron ya los tenían. También puse en los baños unas cestas con cosas de aseo (cepillos de dientes, enjuague bucal, colonia, desodorante, crema de manos, tiritas, pañuelos de papel, vaselina, compresas...) eso fue algo por lo que discutí con mi marido, porque decía que no lo iba a coger nadie, e íbamos a tener cepillos de dientes hasta el día de nuestra jubilación, pero lo cierto es que fue un gran éxito, y lo único que recuperé al final de la boda fueron las cestas, y tres sobres de enjuague bucal, literalmente lo arrasaron. Fue un detalle que la gente me ha dicho que les gustó mucho.

¿Qué me quedaba por comprar? la ropa interior. Eso fue muy fácil, fue a Etam, y en una hora tenía sujetador, culotte, y camisón. Las medias las compré en Pronovias, porque no es fácil encontrar medias blancas, y las color visón chirriaban un poco. La liga... la liga, pero que caras son, si ni siquiera se ven, así que compré una blanca sin más por 6 €, un lazo azul en Pontejos que le cosí  (para los de fuera de Madrid, es una mercería enorme que hay por Sol), y listo.

El ramo lo compré en Bourguignon, me enseñaron un catálogo y lo tuve claro, calas blancas. Además, te lo llevan a casa.

Los zapatos, fueron de Di Dom en Goya, fue llegar, verlos y comprar. Tienen tantos que es dificil no encontrar lo que buscas exactamente.

Sólo me quedaba la peluquería y el maquillaje. Me fui a mi peluquería de siempre, me hicieron varias pruebas, y al final elegí un moño rematado con trenzas, que completé con una peineta que compré en Lunas de boda, el día de la primera prueba. El maquillaje fue más complicado, no me gustaba ninguno, me hice tres pruebas en tres sitios distintos, al final, me maquilló una amiga, que es maquilladora profesional, y me conoce muy bien. No se lo dije a ella desde el principio, porque era una invitada, y la verdad es que la hacía trabajar, pero insistió mucho, que no la importaba, que lo hacía encantada. Por cierto, su web es www.masquemaquillaje.com

jueves, 17 de mayo de 2012

Sobrevivir a una boda, IIª parte

Los preparativos... y por donde empiezas. Bueno, tienes la fecha y el lugar de la ceremonia, el siguiente paso lógico parece ser el restaurante. Miramos varios fuera de Madrid, pero la carretera se nos hacía cuesta arriba, y no íbamos a poner autobús. Los restaurantes de la Casa de Campo, parecían la mejor opción, y lo fueron. Están en Madrid, por lo que no hacíamos desplazarse mucho a los invitados (personalmente odio las bodas, en las que te hacen ir de la ceca a la meca), además quien quisiera beber, podría moverse toda la boda en metro, o salir al Paseo de Extremadura, y coger un taxi en un momento. Si, sin duda alguna, aparte del entorno tan bonito en el que están, la ubicación los hace perfectos.

Pero hay unos cuantos... así que nos damos un paseo, apuntamos los nombres, miramos en internet, y descubrimos que hay que pedir cita para que te atiendan para una boda. En fin, pedimos cita en todos, y vamos uno a uno visitándolos.

Creo que esa fue una de las partes más divertidas de organizar la boda. Primero porque cotilleas todos los restaurantes por dentro, "aquí haríamos el cocktail, aquí el baile", y segundo porque en todos nos regalaban cosas y nos invitaban a tomar algo. Pero en plan ración de jamón, y botella de vino o de aceite. Mi marido propuso que cada año fuéramos a ver restaurantes diciendo que nos casábamos, para que nos siguieran invitando a cosas.

En la Casa de Campo hay restaurantes, en lo que eran los pabellones de la antigua feria de las provincias, para todos los gustos: Araceli (antigua casa de Burgos), Jose Luis (casa de Cataluña), La Pesquera (Toledo), Currito (Vizcaya), Guipuzkoa, El Palacio de la Misión (Cáceres), El bosque sagrado (Asturias), A Casiña (Pontevedra), Ondarreta, y La colonial de Mónico (ésta no sé que provincia era).

De La Pesquera no nos gustaron los salones, porque parecían salidos de una película de Alfredo Landa, pero de las de los 60.

La Colonial de Mónico, es un sitio precioso, de estilo colonial, con un jardín increible, pero el menú se nos iba de presupuesto.

El bosque sagrado, también es muy bonito, realmente parece que estés en un bosque asturiano, y la comida es increible, pero te cobran hasta por respirar, vamos que te cobran hasta el servicio de camarenos del cocktail, una cantidad en concepto de gastos generales, y hasta las minutas, que no las cobran en ningún sitio.

El Palacio de la Misión, parece un convento, con claustro y todo. Es muy bonito, y está decorado con mucho gusto. Tiene un patio central acristalado, y chimeneas en las esquinas que encienden si hace frío (y a nosotros nos hizo frío). Pero era comida muy de autor, de esa que tardas varios minutos en decir el nombre completo del plato, y nosotros somos más de comida popular.

Tras comparar presupuestos y menús, nos decantamos por Currito. Porque es de toda, toda la vida, es un restaurante, no un salón de bodas, son muy amables y sencillos en el trato, dan mucha flexibilidad, y el menú, aparte de tener buen precio, era sencillo y bueno. De verdad, que no queríamos nada que hiciera a los invitamos estar 5 minutos pensando que era lo que iban a comer al leer la minuta. Aparte que la calidad de su cocina es sobrádamente conocida.

Algo a destacar, es que cuando decíamos que nos casábamos en el Ayuntamiento de Madrid, y por tanto en jueves, todos nos ofrecía como lo más normal montar una boda falsa el fin de semana. Resulta que la gente lo que hace es casarse de verdad el jueves, y luego de mentira oficiando un actor, en el restaurante. Sé que es una faena hacer a la gente cogerse un día de vacaciones para ir a una boda, pero lo de casarme de mentira no me convenció nada.

Ya tenía fecha y restaurante, bien, esto marchaba.

El siguiente paso lógico fue el vestido. Que ilusión, eso si que hace ilusión. Claro que en determinadas tiendas se encargan de quitártela de un sopapo. Me habían dado en noviembre fecha para casarme en abril, es decir, tenía 5 meses para organizar una boda. A mi me parecía suficiente, bueno, pues vas a las tiendas de novias y te miran como si estuvieses loca, porque resulta que no les da tiempo a hacerte el vestido. Que no les da tiempo, en 5 meses, ni que tuvieran que ir hilo a hilo. Luego te enteras que tienen las fábricas en China (como no), y que claro como lo tienen que pedir, si no lo hacen con un montón de meses, no se lo mandan o lo mandan con recargo.

Mi experiencia en las tiendas de novias:

- Friki novias: Atelier de alta costura en el Barrio de Salamanca. Me recibe la dueña, y me enseña unos vestidos realmente originales, con unas telas maravillosas, pero cuando me dice precios casi del desmayo del susto, y decido que mejor sigo buscando.

- Eva Novias: C/Mayor. Voy un sábado por la tarde con mi madre. Cuando le digo a la dependienta la fecha de la boda, se echa las manos a la cabeza, y me dice que no sabe si van a poder hacérmelo (que no sabe, que no sabe, con lo que cuesta un traje de novia, vamos que está el mundo para espantar clientela), miro unos catálogos, me voy y no vuelvo.

- Pronovias: C/ Arenal. He tenido que pedir cita, porque sin cita no te atienden. Voy un viernes por la tarde con mi madre, y mis dos tías. Me atiende una chica encantadora, que por el nombre y el acento, parece la Europa del este. Me enseña el catálogo, me insinúa que voy un poco más de tiempo, elijo varios modelo y por fin, paso a probarme vestidos. La dependienta es muy amable, y muy profesional, pero los vestido no me convencen, y las telas me parecen malas con ganas, parecen telas de Zara. No vuelvo.

- Rosa Clará: C/ Arenal. Voy con cita previa un sábado por la tarde con mi madre y mis dos tías. A pesar de tener cita previa, me sueltan un catálogo que vemos solas, y al rato viene una dependienta muy pelota, diciendo que cuales nos gustan. Paso a probar. Aquí no me dicen nada de la fecha. Los vestidos son de ensueño, estoy en una nube... hasta que me dicen precios. El que más me gustaba se me ponía en más de 3.000 €. Les damos las gracias, y me voy con un estado de ánimo pésimo. Yo no me puedo gastar esa barbaridad de dinero en un vestido, y menos en un vestido que me voy a poner sólo una vez.

Han pasado 15 días desde que comencé a mirar vestidos, veo que me meto en diciembre y sigo sin vestido, así que me cojo un día de vacaciones (jueves), para seguir mirando a gusto. Me acompaña mi madre.

- Lunas de boda: C/ Marqués Viudo de Pontejos. Es la primera cita de mi día de vacaciones. Es una tienda de toda la vida, a la que llego tras bucear en internet durante horas mirando catálogos de marcas de vestidos que pagarlos no me supongan tener que vender un riñón en el mercado negro. Me atienden de maravilla, y aparte de en Friki, por primera vez me atiende alguien que se nota que sabe de costura, que no es una simple dependienta. Me gustan dos vestidos, uno de Luna novias, y otro de San Patrick (segundas líneas de Rosa Clará y Pronovias, con menos nombre, bastante más baratas, y sinceramente, con vestidos menos vistos), así que pido cita para volver otro día.

- Aires: C/ Mayor. Me atiende una señora mayor, que es un encanto y cosas de la vida, resulta que había sido compañera de trabajo de una tía mía. Es modista, y se nota. Me gustan los vestidos, pero no es el estilo que busco. No obstante, pido cita para volver otro día.

- Internovia: C/ Luva. Es la tercera y última cita de mi día de vacaciones. Es un outlet de vestidos de novia. Me dicen que voy muy mal de tiempo, y que me tendría que llevar el vestido de tienda (vamos el que se prueba todo el mundo), porque no les da tiempo a encargarlo a fábrica, les digo que quiero ver de outlet. La verdad es que los vestidos están fenomenal, y súper bien de precio. Les digo que me lo voy a pensar.

El sábado siguiente, con mis padres y amiga que es diseñadora de moda, volvemos a hacer el recorrido del jueves.

En Aires, me pruebo tres de los vestidos que había seleccionado, me gustan, pero no es lo que busco.

En Lunas de boda, me vuelvo a probar los dos vestidos que me gustaban, son muy diferentes entre si. La dependienta me dice que ella ya sabe cual va a ser mi vestido de novia. Al salir del probador, mi padre y mi amiga, me dicen que lo dude que uno de ellos es mi vestido.

No lo dudé, ya tenía vestido. Era lo que buscaba, un vestido bonito, cómodo, sin volantes, sin rufufús, sin casi nada de nada, de estilo griego, el modelo Renania de la colección de San Patrick.


Si alguien lee ésto, y está buscando traje de novia, que vaya directamente a Lunas de boda, te atienden profesionales, son muy amables, y te saben aconsejar.

 Por cierto, la búsqueda de vestido la disfruté como una enana.

domingo, 13 de mayo de 2012

Sobrevivir a una boda

Llevo más de un mes sin publicar ninguna entrada, y el motivo principal es que me he casado. Si, pese a la crisis económica, pese a mi salario de mileurista, pese a que el que es ahora mi marido esté en paro, me he casado. Y ha sido una experiencia cuanto menos curiosa.

Todo comenzó hace aproximadamente 5 años, cuando mi marido me dió un ultimatum para que me fuera a vivir con él, después de 6 años de relación. Me costaba irme de casa, es cierto, soy hija única y me llevo fenomenal con mis padres, estaba muy a gusto, la verdad, así que irme fue un gran paso para mi. Pero me fui a vivir con él, y en aquel preciso instante comencé a pensar que tal vez deberíamos casarnos.

Cuando le planteé la idea de la boda, puso una cara que mejor no describirla. Vamos no le hizo ni pizca de gracia, así que como basta que me digan que no a algo, para que sea lo que más quiera hacer en el mundo, he estado durante los últimos cinco años erre que erre con la boda. Y lo conseguí.

Finalmente, el año pasado se dió por vencido, y nos fuimos en el mes de abril a iniciar los trámites al Registro Civil de Madrid, ahí empezó todo.

Que sepan todos aquellos que quieran contraer nupcias civiles, que se tienen que hacer ellos mismos todos los trámites, no como en las bodas religiosas donde el sacerdote hace las veces de improvisada gestoría, aquí no, aquí tú te lo guisas, tú te lo comes.

El Registro Civil de Madrid, está en la Calle Pradillo, cerca del Auditorio Nacional. Cuando entras el panel informativo te indica que para matrimonios hay que subir a la cuarta planta, allí que nos fuimos. No voy a decir la cantidad de gente que había allí, porque ni me planteé contarlos, pero tras esperar casi una hora de cola (menos mal que me había cogido el día de vacaciones), una amable funcionaria nos indicó que ese día no podíamos hacer nada, que volviéramos el día 11 de mayo con un testigo y una copia de nuestras partidas de nacimiento, para incoar el expediente matrimonial.

Nos lo podían haber dicho antes de esperar....

Un mes después, con las partidas de nacimiento, y mi padre como testigo, volvimos al Registro Civil, el día y la hora que nos habían indicado. Tuvimos que esperar así como hora y media. Finalmente nos atendieron, incoamos el expediente matrimonial, y nos dijeron que teníamos que volver al mes siguiente para recogerlo.

Para unas prisas.

Ya en junio, fuimos a recoger el expediente. Nosotros, ingenuos, queríamos casarnos en nuestra ciudad natal, Madrid, primero porque somos de aquí (si, también existen los madrileños autóctonos), y segundo porque una enfermedad de mi suegra nos impedía desplazarnos. Y el caso es que en el Ayuntamiento de Madrid no te dan fecha de boda hasta que no tienes el expediente listo, no como en otros lugares donde pides fecha, y luego ya si eso vas haciendo el expediente. Podíamos habernos casado en el mismo registro civil, pero es un sitio horrible, donde anuncian las bodas por megafonía como si fuera el Corte Inglés, y apenas duran unos instantes. De hecho una tía mía se casó allí, y mi abuelo que iba en silla de ruedas y tardó un poco más en llegar porque tuvo que esperar al ascensor, no llegó a tiempo de ver casarse a su hija.

El caso es que ya teníamos el expediente matrimonial en nuestro poder. Por fin, podíamos pedir fecha. Entonces llamo al Ayuntamiento de Madrid, y me dicen que las bodas se celebran en las Juntas Municipales, bien, que hay que ir a pedir fecha a la Junta en concreto en persona, regular, y solo celebran bodas los jueves.... LOS JUEVES. Vamos que o te casas por la Iglesia, o en Madrid capital no te puedes casar un sábado. Miramos Ayuntamientos cercanos a la capital que celebren bodas en fin de semana, y haberlos hailos, pero como no es nuestro consistorio, nos cobran más de 800 €. Nos quedamos con Madrid.

Cojo otro día de vacaciones, y vamos a pedir cita a la Junta Municipal de Centro, porque la Plaza Mayor me parece el lugar ideal para una boda. Allí una amable funcionaria nos indica que no hay fecha en todo el 2011, que las listas para el 2012 salen el 2 de noviembre, y que madruguemos, que ese mismo día se les suelen acabar las fechas.

Descartada la Plaza Mayor, me saco de internet una lista con todas las Juntas Municipales de Madrid. Mira que son horribles algunas. Finalmente me quedo con Chamberí y Arganzuela, que sin ser la Plaza Mayor son muy bonitas. Y allá que se va mi marido el 2 de noviembre, es decir, 8 meses después de que pisáramos el Registro Civil la primera vez. Va primero a Chamberí porque la familia de mi madre es de Chamberí, y ya puestos a elegir Junta, que mejor que una con recuerdos familiares, y ALELUYA, nos dan fecha para el 12 de abril de 2012 a las 13:15 de la mañana. Mi prima se saca justo un mes después, pero yo ya no suelto esa fecha por nada del mundo, que me ha costado más conseguirla que encontrar un buen sitio para coger caramelos en la cabalgata de Reyes.

Ya con fecha, podíamos comenzar los preparativos de la boda.

martes, 6 de marzo de 2012

Y la vida sigue

A Pilar López Prieto, mi abuela.

Y la vida sigue, era una frase que mi abuela siempre decía cada vez que ocurría una desgracia en la familia. Lo dijo al enviudar, al morirse su único hermano, e incluso al fallecer uno de mis primos al sufrir un infarto a los 35 años... normalmente miraba a algún niño pequeño, le señalaba y decía, la vida siempre sigue, nunca se detiene por nada ni por nadie.

Supongo que cuando uno ha vivido una vida extremadamente larga, y atravesando en determinadas ocasiones momentos muy difíciles, tiene una perspectiva muy distinta de cuanto acontece.

Mi abuela falleció ayer a los 94 años de edad. Fue repentino e inesperado. Se ha ido sin dolor, ni enfermedad. Tras una juventud dura, y una vejez plácida.

Pilar, mi abuela materna, nació en Cangas de Foz (Lugo), en agosto de 1.918. Cuando a la Galicia rural no había llegado, no ya la luz eléctrica, o el agua corriente, sino ni siquiera las carreteras o el ferrocarril. Esa curiosa circunstancia la permitía ofrecer un increible testimonio de lo que fue el S.XX. Recordaba las lámparas de carburo de su infancia y juventud, y la primera vez que vió brillar una bombilla, tras lo que ella pensaba era un pellizco a la pared. Tras el descubrimiento de la electricidad, llegaron las vías del tren, siempre me contaba como llevaba la comida a su padre, mi bisabuelo, cuando trabajaba en la construcción de la línea férrea que uniría para siempre la Mariña Lucense con el resto del mundo. Entonces vio por primera vez un tren.

Creció en un ambiente rural tan subdesarrollado, que se maravillaba al ir al entonces lejano Ribadeo (20 kms) y obsevar que allí la gente calzaba zapatos en lugar de zuecos de madera.

Siempre decía que todo avance era para mejor. Tenía una mentalidad extraordinariamente abierta para todo lo nuevo, porque en su vida lo nuevo siempre le había traido cosas buenas. Mejor la electricidad que el carburo, mejor el agua corriente que el agua del pozo, mejor el cuarto de baño que el corral, mejor el teléfono que el correo, mejor la televisión que la radio, mejor los automóviles que los carros con bueyes, mejor el móvil que el teléfono fijo... Internet no llegó a utilizarlo, le hubiera encantado.

De su vida, sólo había dos cosas que hubiera cambiado, y para ambas tendría que haber nacido por lo menos 50 años después de cuando lo hizo. Lamentaba no tener carnet de moto, y no haber podido estudiar.

Según mi bisabuelo, las mujeras no necesitaban estudiar, ¿para qué? si todo lo que tenían que hacer era cuidar la casa, el ganado, y como mucho conseguir algún trabajo primario para aportar algo a la economía familiar. Así la educaron, pero algo se rebelaba en su interior cuando veía como a su hermano varón le ofrecían todos los estudios que quisiera. Y ella ni siquiera sabía leer. Se rebeló, y sin que lo supieran sus padres se escapaba todos los días a la escuela, cuando se suponía que tenía que estar cuidando de las vacas. Fue lo justo para aprender a mal leer, mal escribir, sumar y restar, entonces la descubrieron sus padres. Tampoco la dejaron aprender un oficio.

Nunca se lo perdonó.

Durante toda mi vida, cuando me veía estudiar, se acercaba sigilosamente y me decía al oido, "estudia filliña, estudia tú, todo lo que no me dejaron estudiar a mi". Ella era analfabeta, mi madre no pudo acabar el bachillerato (tuvo que ponerse a trabajar con 12 años para ayudar a la economía familiar), yo soy licenciada universitaria. Le encantaba contárselo a todo el mundo.

Un buen día se encontró con que había crecido y era una mujer, pero no quiso casarse. Se negaba a atarse a uno de los hombres de su aldea, tan machistas como su padre. Hasta que llegó mi abuelo. No sé cuantas veces se lo oí contar. Ella estaba en Burela, un pueblo cercano, y un día del coche de línea se bajo un hombre que no era de allí, vestía traje y corbata, gabardina y sombrero, y al apearse del autobús encendió un cigarrillo de medio lado. Hasta entonces ella sólo había visto eso en las películas que proyectaban en el salón de Moreda, el improvisado cine del lugar.

Se casaron a los cuatro meses. Mi abuela tenía más de 30 años.

Mi abuelo era de Madrid y tenía estudios, lo que abrió ante ella todo un mundo que aunque lo desconocía, sabía que estaba en algún lugar. ¿Qué cómo acabo mi abuelo en Lugo? muy sencillo, era un republicano, al que se le había conmutado la pena de muerte por la de destierro a 600 kilómetros de su lugar de origen.

Pero su vida de casada no fue sencilla. Estaban en plena postguerra (eso si que es crisis, y no lo de ahora) y no tenían dinero. Mi abuelo era sastre, pero allí no tenía posibilidades de ejercer su profesión, así que acabó trabajando como cocinero en un pesquero. Durante años, mi abuela tuvo dos hijas que mantener (sólo se tienen los hijos se que puede mantener, repetía), un marido permanentemente en la mar, una casa que atender, tierras que cultivar, ganado del que cuidar, a sus padres inválidos (paralizados por ictus y trombosis), y un trabajo fuera de casa en una conservera de pescado. Todo, ella sóla.

El principal rasgo que caracterizó a mi abuela toda su vida fue un fortísimo carácter. Fue lo que la salvó, porque la impedía derrumbarse, siempre había que tirar para adelante. Es más, no la gustaban las personas débiles o ñoñas, decía que ella les quitaba la tontería con dos buenas hostias. A todos nos inculcó el ser fuertes, como rocas. Cuando falleció mi abuelo me prohibió llorar, porque eso no arreglaba ningún problema, y si se lloraba nunca había que hacerlo en público, era una debilidad.

Su carácter era tal, que hacía difícil la convivencia con ella. Pero eso mismo fue lo que la permitió superar su propia vida. Me acuerdo que decía que ahora la gente joven "non valedes para nada", porque cualquier cosa nos parecía un mundo. Bueno, a mi no, a nosotros nos enseñó a echarnos todo a la espalda y continuar siempre hacia delante.

Tengo que confesar que de pequeña no la entendía. Mi otra abuela era dulce y cariñosa, y ella exigente y arisca. Si mi primo o yo, sus dos únicos nietos, llorábamos por algo, nos decía "llora, llora, que menos meas", porque su teoría era que los niños son como los árboles, que mientras son pequeños los puedes enderezar, pero si se tuercen, al crecer ya no puedes hacer nada con ellos. Ni Súper nanny, ni nada, yo a los niños de ahora les soltaba a mi abuela Pilar, que los iba a dejar nuevos.

Finalmente, tuvo una vejez llena de comodidades, más de las que ella alguna vez pudo soñar de joven. Aunque siguio teniendo el mismo mal genio de siempre, si no, no habría sido ella misma.

Muchos días, cuando salgo de trabajar, cansada, y tengo que hacer la compra, luego llegar a casa, recoger, planchar, cocinar... y muchos días son las 10 de la noche y no me he sentado, antes de quejarme, pienso en ella, en lo que habría hecho o dicho, y hago todavía más cosas.

Y ahora que ha fallecido, he dedicido que no me voy a dejar derrotar por la crisis, me la voy a echar a la espalda, como habría hecho mi abuela. Porque como vea que me deprimo, o que no lucho con todas mis fuerzas, es capaz de volver del más allá para darme un buen rapapolvo.

Descanse en paz.

martes, 14 de febrero de 2012

Diario de una buena vecina

Hoy iba a escribir sobre el Euro, y como los intereses de unos pocos están haciendo caer la moneda única, y puede que con ellos a la Unión Europea. Lástima del gran sueño de Erasmo de Rotterdam, y de todos aquellos que ya no nos considerábamos ciudadanos de un país, sino europeos con mayúsculas. Pero me ha deprimido tanto, que he decidido cambiar de tercio y hablar de Literatura, que eso siempre me anima.


Doris Lessing, es una escritora inglesa maravillosa, que todas las mujeres deberían leer. Sus libros, siempre protagonizados por mujeres, hablan de no conformarse con aquello que nos da la vida sin más, y sobre todo, como sobreponerse al triste estigma que en muchos casos significa ser mujer, y luchar con todas nuestras fuerzas por ser libres.


Su libro más reconocido es "El cuaderno dorado", donde una mujer narra a través de distintos escritos en cuadro cuadernos de diferentes colores, su desencando con el partido comunista, con la vida convencional, y con un amante que deja de serlo.


Sin embargo, mi libro favorito de Lessing es "Diario de una buena vecina", un libro escrito hace más de tres décadas y que sigue estando tan vigente como el primer día.


"Diario de una buena vecina", no es una novela al uso, como no lo es ninguna de las escritas por la autora. Como ocurre en toda su obra, este es un libro protagonizado por mujeres muy alejadas de los usos sociales que su género se supone habría de imponerles (tengamos en cuenta que se sitúa en los años 70, cuando la liberación de la mujer es un hecho incipiente, aunque imparable); mujeres que, aunque libres y dueñas de su propio destino, no dejan de sentirse culpables por aquello a lo que renuncian, o que la sociedad les hace creer que han renunciado.


Estos personajes femeninos, no son sino un reflejo de la propia autora. Hija de un militar inglés, nace en Irán y pasa la primera parte de su vida en África, experiencia que le marca para siempre, y le hace ver la vida con una mirada muy alejada de lo que cabría esperar de una mujer europea de su generación. Sin embargo, durante un tiempo se deja llevar por lo que le han enseñado que debe hacer; así, se casa y tiene dos hijos, aunque no tardará en abandonarlo todo, incluidos a sus hijos, para dedicarse en cuerpo y alma a su verdadera pasión, la Literatura.


La mayoría de los libros escritos por Lessing (uno de los premios Nobel, junto con el de Vargas Llosa, más merecidos de los últimos años) están poblados de mujeres entregadas a su carrera profesional, que se enfrentan a la vida "solas", es decir, sin una pareja que las coarte, aunque en cierta manera no dejan de anhelar el amor, pero un amor ideal que no trate de cambiarlas, sino que las acepte tal y como son.


En "Diaro de una buena vecina", la protagonista, Janna, es una mujer de mediana edad que se ha quedado viuda hace unos años, y aunque  ha tenido ciertas aventuras de índole sexual, no ha vuelto a sentirse unida a otro hombre. Es muy atractiva, estremadamente elegante y codirige una revista de gran éxito junto con su mejor amiga. Es libre en el más amplio sentido de la palabra, tiene un trabajo con el que se siente realizada, que le otorga una desahogada posición social, sin marido, ni hijos, sin apenas contacto con su familia (su hermana, cuñado y sobrinos, que viven en un típico suburbio inglés), y con amigos que le proporcionan la vida social que necesita. Todo parece perfecto.


Pero todo cambia cuando por casualidad entra en su vida una antipática, horrenta y desaseada anciana, que representa todo aquello de lo que ha pretendido huir en la vida. Sin embargo, el azar querrá que unan sus caminos y traben una curiosa amistad.


Maudie está sola, también es viuda, y tiene un hijo que vive en América al que hace años que no ve. Apenas tiene contacto con una hermana cargada de hijos, y durante años ha vivido volcada en su trabajo. Así se nos plantea la antítesis de Janna, que por otro lado no es sino el reflejo de lo que podría ser su propio futuro.


Maudie, como digo, vive sola, como muchas otras ancianas a las que Janna irá conociendo. Ha rechazado todas las ayudas de las que el gobierno dispone para las peronas de la tercera edad: comida domiciliaria, asistencia, e incluso visitas de lo que se conoce como "buenas vecinas", mujeres que se dedican a visitar ancianos y hacerles compañía. Maudie solo quiere que la dejen en paz; todos menos Janna, con quien por primera vez en muchos años entabla una relación de amistad.


Hasta ese momento el mundo de Janna ha estado rodeado de glamour, como editora de una revista para mujeres, escribe sobre cosas totalmente superfluas, y lo que más le preocupa en su vida es su aspecto, no está preparada para el impacto que la vejez, en su forma más cruda va a tener en su vida. Así, y sin apenas buscarlo, Janna se convertirá en una buena vecina para Maudie, a la que acabará prestando unos cuidados personales que ni siquiera tuvo con su propia madre.


Con la lectura de este libro, Doris Lessing nos adentra en los aspectos más crudos de la vejez y el trato que la sociedad le da. Maude es una anciana enferma y sucia, que apenas puede valerse por sí misma, de la que el mundo se ha olvidado por completo, mostrándonos así el inexorable abandono al que se ven abocados muchas personas en la última parte su vida. Asimismo, asistimos a la paulatina transformación de Janna, que quizá por la brutal toma de contacto con la realidad que le supone visitar a las ancianas, o tal vez por lo mucho que ellas le aportan, transforma su vida hasta convertise en aquello que realmente siempre quiso ser, ella misma.


La autora nos muestra, con la claridad  presente en toda su obra, no sólo el abandono a los ancianos, sino también lo escasas y superficiales que son las ayudas en su país, o la mala calidad de la asistencia sanitaria pública inglesa; en resumen, nos enseña sin tapujos lo más sórdido del comportamiento humano hacia esos seres tan desvalidos que son los ancianos.


Sin lugar a dudas, "Diario de una buena vecina" es uno de esos libros que no deja indiferente a nadie. Puede que la reacción que tenga mucha gente al leerlo sea de rechazo, ya que hay quien no quiere ver la realidad tan de frente, o bien puede que impulse a llamar a esa abuela a la que no se visita nunca, quién sabe, de lo que estoy segura es de que por lo menos le arrancará un minuto de reflexión sobre ese momento de la vida al que inexorablemente todos llegaremos algún día.

domingo, 12 de febrero de 2012

Me duele Europa

Parafraseando a los autores del 98, y su mítica cita "me duele España", hoy más que nunca tengo que decir que me duele Europa.

Y me duele porque pasa por uno de sus peores momentos desde el final de la II Segunda Guerra Mundial. Estamos asistiendo a acontecimientos históricos que sin duda algún día hará que nos volvamos a nuestros nietos y les digamos, yo lo viví.

Pero también me da miedo por las alas que esta crisis está dando a la derecha más rancia y apolillada. Ya ocurrió otra vez, ya hubo otro momento en el que otra crisis, y otras circunstancias, llevaron al avance imparable de los totalitarismos en sus distintas modalidades. Y todos sabemos como acabó. Sin duda, ahora más que nunca, se hace buena aquella frase de Cánovas del Castillo que decía que hay que conocer bien la Historia para no volver a cometer los errores del pasado.

Es un hecho objetivo que en la mayoría de países de Europa gobiernan partidos de índole conservadora, algo que por si mismo no es malo, ni bueno, simplemente es. El problema viene cuando los conservadores se mezclan con los derechistas más ultras.

Y cuando digo ésto no hablo del gobierno de Mariano Rajoy, ni de España. Este país más que miedo, me da vergüenza, pero de la buena. No voy a hablar de la condena a Garzón (curioso que el primer condenado por una trama de corrupción, sea el juez encargado de enjuiciarla, justo cuando el partido involucrado en la misma ha llegado al poder), ni de la otra Sentencia que tiene pendiente Garzón (de verdad es tan terrible que unos ciudadanos traten de enterran a sus muertos, de cerrar heridas. O será que hay personas que creen que esas heridas están mejor abiertas, o que no quieren saber/reconocer que sus abuelos fueron lo que fueron, o lo que es peor, que los rojos como mejor están es muertos), tampoco voy a hablar de la reforma laboral...
Bueno, si, de la reforma laboral si que voy a hablar:

Sr. Rajoy, así en Tribuna abierta, desde la red, le pregunto ¿en serio considera que la mejor forma de crear empleo es facilitar la manera de destruirlo? ¿no se ha planteado que en lugar de limitar derechos laborales en pro del aumento de poder de la patronal, sería más beneficioso para el país ayudar a la creación de empresas?

La reforma laboral permite, entre otras cosas, flexibilizar los contratos de trabajo, ya sea en horario y/o salario y condiciones. Eso es algo que ya existe en otros países como Alemania, donde se han tratado de salvar puestos de trabajo reducciendo jornadas, pero es que ésto no es Alemania, es España, el país de Rinconete y Cortadillo y El Lazarillo de Tormes, y lo que va a ocurrir es que se va a aprovechar por las empresas para exprimir hasta el infinito a los trabajadores. Porque en España hay mucho paro, pero los que estamos trabajando, estamos haciendo el trabajo de cinco.

Alemania, el destino soñado de muchos españolitos de a pie desde hace décadas. Como si pavimentaran las aceras con ladrillos de oro. Y no es el caso. Bueno, Alemania y recientemente Noruega, donde muchas personas sin cualificación, esos que se han quedado descolgados del "ladrillo" se han marchado en busca de trabajo, y al llegar se han topado con que sin estudios, ni, sobre todo idiomas, no van a ninguna parte.

Allí gobierna la omnipresente Angie, quien parece decidir el destino de nuestras vidas, haciéndolo desde el más absoluto de los desconocimientos, o quien sabe, quiza desde el más absoluto de los sentimientos de superioridad. Pues acabo no criticó a España porque según su opinión teníamos demasiados días de vacaciones. Cómo es posible que se nos ataque por algo así cuando la propia Alemania supera los 30 días laborales de vacaciones anuales, y hay países como Francia que llegan hasta los 43 días hábiles. Pero claro, nosotros somos mediterráneos, y debe ser que valemos menos, o que nuestras vacaciones deben ser menos, para así estar disponibles cuando vengan sus conciudadanos a nuestro país a gastar cuanto menos dinero sea posible, en beber cuanto más sea posible.

Pero el resto de Europa no está mejor. No hablemos ya de Grecia, donde por pagar la deuda contraída por su Estado los ciudadanos se ven abocados a la pobreza, así sin más, como si no valieran nada, como si salvar a los bancos que compraron su deuda soberana, valiera más que sus propias vidas. Y si no, que se salgan del Euro, porque ese es el quiz de la cuestión, el Euro. ¿Soy la única que piensa que todo esto que nos ocurre es un ardiz, porque una Europa fuerte y unida no interesa al resto del mundo?

Lo más curioso es que de Irlanda, Portugal e Italia, ya no se ha vuelto a hablar. Como si no existieran. ¿Les va mal? ¿les va bien? ¿pagan su deuda? ¿la gente come? a saber. Tendremos que esperar al próximo capítulo.

Y luego está Francia. La arrogante Francia, que se creía superior a sus vecinos, y un día de golpe y porrazo le desapareció una A. Ahora celebran elecciones, estoy espectante, puede que nuestros vecinos marquen un cambio de gobierno, o no. Sigo sus elecciones con especial interés, porque, y así vuelvo al tema inicial de esta entrada, el problema principal viene cuando se mezclan los políticos conservadores, con la extrema derecha.

Dentro del gobierno francés, el ministro de Interior, Inmigración y Culto, Claude Guéant, pertenece a ese peligroso grupo que es el fascismo de rancio abolengo. No sólo es racista y xenófogo, e intenta con sus políticas blindar Francia de inmigrantes (ha llegado a remitir circulares a las empresas para que den prioridad a becarios franceses), y además no se oculta, pronunciando abiertamente frases como la publicada en Le Figaro: " A diferencia de los relativistas de izquierda, nosotros pensamos que no todas las civilizaciones valen lo mismo", sino que además, lo que es más triste, Nicolás Sarkozy (hijo de inmigrantes) si gana las próximas elecciones le volverá a nombrar ministro. De hecho, recientemente, delante de Ángela Merkel, defenció la frase de Guéant publicada en Le Figaro, diciendo que era de sentido común.

Y no contentos con eso, la candidata a la presidencia francesa, Marine Le Pen, junto con Martin Graf, uno de los líderes del extremista Partido de la Libertad austriaco, asistió el pasado 27 de enero, en Viena, a una celebración neonazi que conmemoró, con un claro tono festivo, el holocausto judio.

¿Qué le ocurre a Francia? el país de la República basada en la Igualdad, la Libertad y la Fraternidad, el país de la primera declaración de derechos del hombre y del ciudadano, la nación pionera en libertades individuales. ¿Qué futuro le espera a Europa si el primer país que se levantó contra el yugo del absolutismo, cae ahora, a consecuencia de crisis económica, en manos de la ultra derecha?

¿Qué nos quedará al resto?

lunes, 23 de enero de 2012

Bloqueo

Tengo un bloqueo. Por desgracia no es algo nuevo.

Cuando terminé mi libro de relatos cortos, ese que anda en busca de editor, comencé una novela. Han pasado casi dos años y apenas he escrito dos  folios. Es horrible, la historia está en mi cabeza, sé el final al que quiero llegar, veo a los personajes, el escenario... pero me siento incapaz de plasmarlo sobre la pantalla del ordenador.

Desde que comencé este blog, las entradas que publico aquí son lo único que escribo. Y lo peor es que llevo una semana pensando sobre que escribir, que noticia de la sobrecogedora actualidad que nos está tocando vivir, iba a comentar, y eran tantas las que atraían mi atención, que al final no he escrito sobre ninguna.

Tengo que superar el bloqueo, o terminará afectandome completamente.

Cuando comencé los cursos de relato breve en la Escuela de Escritores de Madrid, el primer ejercicio del primer curso del primer año (cursé tres), consistió precisamente en un ejercicio de desbloqueo, que en aquel momento me sirvió de mucho, puede que tenga que repetir ese ejercicio, quien sabe...

El último ejercicio, del último curso, del último año, consistió en hablar de aquello que nos impulsaba a escribir. En ese ejercicio, plasmé aquello que suponía para mi la Literatura, y hablé de mis eventuales bloqueos. Fue como vomitar todos mis miedos.

Ahora, quiero recuperarlo, y compartirlo, a ver si con eso consigo conjurar a todos mis demonios creativos.

Ejercicio 18:

Este año, como último ejercicio del curso de relato avanzado, nos han pedido hacer un ejercicio que se me antoja bastante peculiar. Al hilo del famoso bloqueo de escritor, que yo creo hemos sufrido todos en alguna ocasión, tenemos que hablar del motivo que nos impulsa a escribir.

¿Qué por qué escribo? Esa es una pregunta que yo misma me he formulado en multitud de ocasiones. Sinceramente creo que no tengo respuesta. Supongo que todo comenzó antes siquiera de que yo tuviera conciencia de mi misma. Me crié en una casa rebosante, abarrotada de películas y libros, que a falta de espacio se apilaban en muchas ocasiones por el suelo. Con una madre que leía a todas horas todo lo que caía en sus manos y, un padre cinéfilo que me hacía ver todo tipo de películas, mientras me hablaba de movimientos de cámara y repetía que él habría sido un gran director de cine, de haberlo intentado, claro.

Los libros siempre estuvieron a mi alcance. Nunca me vetaron alguno por su temática o género. Tampoco les habría resultado fácil. El único orden en el que estaban colocados era el del caos más absoluto, no habrían sabido decirme a que estantería no acercarme. Así apenas aprendí a leer, supongo que imitando a mi madre, me dediqué a abrir y leer todos los libros que tenía al alcance de mi altura.

No recuerdo el momento en el que comencé a escribir mis propias historias, pero era muy pequeña. Para mi fue algo natural. Si me gustaba lo que contaban los libros, por qué no empezar a escribirlos yo. Aquello fue mi perdición. Me adentré en un mundo que me atrapó por completo, y del que ya nunca me he podido escapar.

En ocasiones la escritura ha sido mi tabla de salvación, aquello a lo que aferrarme cuando todo lo demás falla, siempre será mi refugio. Pero otras veces también me ha hecho sufrir, como una tortura interior que yo misma me infligiera.

Durante mi adolescencia me hizo ser diferente, con lo que eso conlleva. En el colegio hacía que me castigaran, porque eso implicaba pasar el recreo en la biblioteca, y cuando no lo conseguía me bajaba un libro al patio. Era rara. Además, en lugar de salir con las pocas amigas que tenía, prefería quedarme en casa, atada a aquella primera máquina de escribir que tanto me había costado conseguir. Era una rara aislada. Un día, se me ocurrió enseñar uno de mis relatos a mi profesora de Literatura, no sé muy bien porque lo hice, fue un impulso. A la semana me lo devolvió con algunas correcciones de sintaxis y ortografía (soy profundamente disléxica) y me dijo que a partir de ese día los viernes no habría clase, que en su lugar yo me dedicaría a leer a mis compañeras lo que iba escribiendo. El que gracias a mi no hubiera clase de Literatura los viernes, me hizo un poco más popular.

Al acabar el bachillerato mi profesora, que había trabajado con ahínco para que aprendiera gramática y por fin me había orientado sobre que libros debía leer, me empezó a hablar de los concursos. No sé para que, me he presentado a cientos y nunca que ganado uno. Luego me habló de las editoriales. No sé para que, nunca he publicado nada.

Así me llegó el bloqueo.

Una hoja en blanco es algo terrible. Hay que llenarla con palabras, y que éstas cuenten una historia, y además que sea verosímil, y que haya a quien le interese. Difícil tarea. Los rechazos me llevaron a no tener con que llenar esa hoja en blanco, y mi máquina de escribir enmudeció por años. Para mi desgracia me volví normal.

Fui a la Universidad, hice amigos, salí mucho, me eché novio, empecé a trabajar… Sin más. Sin nada más. Sin la Literatura todo era un inmenso vacío, tanto que hasta dejé de leer. Me dejaba arrastrar por lo que la sociedad que dictaba tenía que hacer, pensar o decir. Me perdí. Aunque supongo que algo quedaba dentro de mi, no en vano me matriculé en Derecho porque era la carrera que habían estudiado todos los escritores que más admiraba, con lo que yo no contaba era que al acabar me tenía que hacer abogado, profesión que mata toda inspiración artística.

Pasaron los años y un día sin darme cuenta volví a leer. “La casa de los espíritus” no es que me parezca un gran libro, pero me devolvió a mi antiguo vicio. Mi madre estaba realmente preocupada porque había dejado de leer, pensó que era lo suficientemente interesante como para engancharme de nuevo. Y así fue. Pero no volví a escribir.

Hace cuatro años en unas clases de inglés pagadas por mi empresa, comencé a hablar con una compañera a la que apenas había prestado atención hasta ese día. Era simpática. En un momento dado el profesor nos hizo la típica pregunta de que hacemos en nuestro tiempo libre, y ella respondió que escribía poesía. Parafraseando a Bogart, aquel fue el comienzo de una gran amistad.

Mi compañera, que curiosamente se llama igual que mi madre, fue la primera en hablarme de las escuelas de escritores, yo ni sabían que existían. Me dio el enlace para la Web de la escuela, y me animó a apuntarme a un curso anual de relato. Casualmente el primer ejercicio que nos mandaron fue de desbloqueo.

Han pasado tres años y desde ese día no he parado de escribir. Creo que ya nunca lo haré. A veces me cuesta encontrar tiempo, y no avanzó todo lo que me gustaría. Compaginarlo con mi vida cotidiana me resulta complicado, pero gratificante a la vez. Me regaño a mi misma el día que no me siento delante del ordenador (pasó ya el tiempo de la máquina de escribir) y trato de escribir al menos una línea.

No sé  adonde me llevará esto. Si se quedará en una mera ocupación de mi escaso tiempo libre, o si por el contrario la Literatura llegará un día a lomos de un caballo blanco para salvarme de mi propia vida, quien sabe. Lo que si tengo claro es que no puedo dejarlo porque me resultaría más sencillo dejar de respirar. He llegado a un punto en el que miro a mi alrededor continuamente buscando historias, veo la realidad con otros ojos, todo me parece digno de ser contado.

No sé si algún día ganaré un concurso, publicaré un libro, o quizá alcance ese sueño dorado de ser profesional, pero lo que si sé es que por lo menos lo habré intentado. Puede que no tenga talento suficiente para dedicarme a ésto, no lo sé, pero lo que si tengo claro es que escribir me mantiene viva.