martes, 5 de junio de 2012

Sobrevivir a una boda: Y fin.

Ya lo tenía todo, sólo quedaba esperar a que llegara la tan ansiaba fecha, el 12 de abril. ¿Y qué haces mientras tanto? pues seguir trasteando por internet. Claro que eso no te ayuda mucho, porque te registras en páginas como bodaclick, que lo único que sirven son para hacerte más lío del que ya tienes, ya que básicamente son web que publicitan mil y un sitios, pero no te dan ningún consejo útil, sólo cosas del tipo "tienes que crear una web-boda, Kate Middleton, tenía una" ¡¿?! ah bueno, si Kate Middleton tenía una, pues tú vas detrás. Pero es que a lo mejor va a ser porque ¡esa señora no tenía que ir a currar, y la sobraba el tiempo!. En fin...

Claro está que siempre quedan cosas por hacer. En mi caso fueron las dos cosas de las que se tenía que encargar el novio. A saber: su traje y la luna de miel. Al final, le pedí cita en una tienda de novios, y le llevé a rastras a comprarse un traje, porque veía que se que casaba en vaqueros. Y la luna de miel, la reservó tan a última hora, que tengo amigos que hasta hicieron una porra sobre si al final nos íbamos a algún sitio o no.

Por cierto, nos fuimos a NY, pero esa será otra entrada.

Pero no todo fueron preparativos e ilusiones. En febrero operaron a mi madre de una diverticulitis aguda, y mientras estaba ingresada, fallecía mi vecina de toda la vida, una mujer que me cuidaba de pequeña, y que era como mi tercera abuela. Hace tiempo escribí un relato sobre ella, lo tengo que colgar aquí. Dos semanas después, precisamente una de mis abuelas, fallecía de forma repentina a los 93 años, de muerte natural, la reseña sobre su muerte fue lo último que escribí en este blog ante de casarme. Todo mientras mi suegra, enferma de EPOP, permanecía ingresada. 

Mi madre se recuperó bien, y estaba estupenda para la prueba del menú. Mi suegra, tiene una enfermedad incurable, pero estuvo muy bien para la boda. La hija de mi vecina no paró de llorar durante toda la ceremonia, pensando en la ilusión que le habría hecho a su madre ver como me casaba. Y mi abuela... sé que de alguna manera, desde algún lugar lo vio todo. La incineramos, y depositamos las cenizas en la tumba de mi abuelo, en el pueblo. A unos familiares que vinieron a la boda desde allí, les pedí que por favor se llevaran el centro del flores que llevaba en el salpicadero del coche el día de la boda, y se lo llevaran a mis abuelos al cementerio.

Tampoco fueron todo penas y agobios. Dos semanas antes de la boda, todas mis amigas se reunieron un sábado para mi despedida de soltera. Fue estupenda. En Madrid, cenamos en un restaurante árabe, y luego cerramos una discoteca. Sin boys, ni fines de semana salvajes... justo lo que yo quería. La anécdota fue que en el baño del restaurante me corté en un pie, y no se me cortaba la hemorragia, me tuvieron que poner un montón de pañuelos de papel, y el lunes, a ponerme la antitetánica.

Y llegó el gran día. El día de mi boda.

Cuando se piensa en esos momentos desde la distancia, una piensa que estará nerviosa, o ilusionada, pero lo que no me esperaba para nada, era estar como si tal cosa, como si fuera un día normal. Dormí en casa de mis padres. Me levanté temprano, porque tenía que estar a las 9 de la mañana en la peluquería. La peluquera me hizo un moño alto, rodeado por un par de trenzas, y rematado por una peineta. Mientras me peinaba me llamó mi madre al móvil, mi amiga, la que me maquillaba, ya estaba en casa.

A las 10:30, ya estaba en casa de mis padres, peinada, y lista para que me maquillaran. Durante la sesión de chapa y pintura, trajeron el ramo de novia, y las flores para el coche. A las 11 llegó el fotógrafo, aún me estaban maquillando, así que aprovechó para empezar a sacar fotos. A las 11:30, ya estaba maquillada. Me vestí en un abrir y cerrar de ojos, y hubo más fotos. A las 12, se fue el fotógrafo a la Junta municipal, y nosotros, mis padres y una amiga, nos fuimos también, aunque un poco más tarde.

Mi padre se fue a buscar el coche al garaje, un BMW de la serie 7, que me prestaron en la empresa en la que trabajo (obviamente, del mundo del automovil), y al salir al portal a esperarle, todo el mundo que pasaba en ese momento por la calle se me quedaba mirando. Que verguenza. Hay que decir, que mi barrio, aunque en Madrid, es como un pueblo, y todo el mundo se conoce. Así que todo el mundo se paraba a darnos la enhorabuena.

A las 12:30, saliamos rumbo a Chamberí. Íbamos mis padres, mi amiga Ana, y yo. Al llegar a la Plaza de Chamberí, nos estaban esperando mi tío, y el marido de una amiga de mi madre para llevarse el coche, ya que allí no se puede aparcar. Tuvieron que dar unas cuantas vueltas, porque la ceremonia empezó con retraso.

Tuvimos que esperar en la Plaza, pero estuvimos tan entretenidos charlando con los invitados que se habían acercado a ver la ceremonia. Al ser entre semana, puse un pie de página en la invitación que decía que las ceremonias de las bodas civiles, se caracterizan por su brevedad, de ahí que todos aquellos que quisieran ir directamente al restaurante eran libres de hacerlo.

Por fin nos avisaron.

La sala de plenos de la Junta Municipal de Chamberí, se llenó por completo. No debe ser algo habitual, porque la secretaria y el concejal se sorprendieron. La ceremonia fue breve como corresponde, pero muy bonita. El concejal, muy agradable, hizo algunos chistes, y recalcó la supuesta belleza de la fórmula matrimonial civil. Da gusto encontrar a gente que disfruta celebrando matrimonios. Aparte lo adornamos un poco, poniendo a la sobrina de mi marido, y la hija de mi primo, llevando los anillos, y a dos amigos nuestros diciendo unas palabras. Consiguieron emocionarme.

Al finalizar, el concejal nos propuso salir al balcón de su despacho. Las fotos quedaron preciosas.

Y nos fuimos al restaurante. Allí nos esperaban el resto de invitados, muchos más de los que habían ido a Chamberí. Y se me echaron todos encima. Dios que agobio. Hasta ese instante había disfrutado cada momento, pero a partir de ahí, tuve la horrible y persistente sensación de que hablaba con mucha gente, y con nadie a la vez, que le estaba haciendo un feo a todo el mundo, por no dedicarles suficiente tiempo a cada (que se habían tenido que coger un día libra para ir a mi boda). Que horror.

Un consejo a futuras novias, como dice el refrán, cuando menos bulto más claridad, y eso que yo solo tuve 130 invitados, pero cuanto menos, mejor. Menos agobio.

En el cocktail, nos hicimos más fotos, pero no demasiadas porque empezó a llover. Además, la lluvia provocó que la gente se metiera corriendo en el comedor, y claro los que se habían ido directamente al restaurante llevaban ya mucho cocktail por delante, pero los que habían ido a Chamberí, no, así que hubo quien apenas provó nada de los aperitivos. Muy mal.

El comedor estaba precioso, y a la gente parecían gustarle los regalos que tan profusamente había buscado, envuelto, y dejado la tarde anterior en las mesas. También gustaron mucho las cestas con cosas de aseo que puse en los baños. De lo que no me comentaron nada fue de las tarjetas de agradecimiento ¿sería que no se vieron bien? pero estaban en los platos... es igual,  44 € que no sirvieron de mucho.

Nos sentamos a comer, y yo comí. Me negué a no comer, así que no me levanté durante la comida. Aunque tengo que decir que si me hubieran puesto culebra, me habría dado lo mismo, porque en ese momento si que estaba nerviosa (no sé porque) y literalmente engullí la comida. De lo que si me di cuenta fue de que la crema que nos pusieron, no fue la que elegimos en la prueba del menú, y que además, no se correspondía con la que figuraba en las minutas. Nos dijeron que fue un error.

Acabada la comida, mi ya marido se puso a saludar por las mesas, pero sin mi. Yo hice lo propio, pero se quedó en un intento, la gente se empezó a levantar y fue imposible, porque todo el mundo me paraba a cada momento. Por favor, no intenten monopolizar a las novias en las bodas, que no pueden limitarse a hablar sólo con una persona. Creo que sólo llegué a hablar con un par de mesas.

En todo aquello, el tío de mi marido salió a dar un discurso, es alemán y allí es costumbre. Una amiga de mi suegra hizo de improvisada traductora. Luego un amigo de mi suegro que es humorista, salió a contar chistes, pero no pude oir nada, porque ¡la gente me seguía hablando! Mi marido luego me dijo que vaya falta de consideración hablar mientas actuaba, pero es que me hablaban a mi. Madre, que agobio tenía. Un desastre. Después salió mi suegro a cantar. Ha sido tenor. Fue muy bonito. Una boda diferente.

Tras las actuaciones varias, empezó la música, y el baile. Yo había hablado con el pincha, y le había dicho el tipo de música que quería, y creo que fue todo un éxito porque nos tuvieron que echar del restaurante, fueron 5 horas de barra libre ¡un jueves! la gente estaba súper animada. Tengo que confesar públicamente que apenas tengo cuatro recuerdos del baile, me emborraché. Al día siguiente me moría de la vergüenza, pero mi marido me dijo que daba igual que era mi boda. Mis padres me regañaron.

El caso es que yo juraría que sólo me tomé dos copas, de hecho mi cuñado, me lo ha corroborado, pero no sé, sería el agobio de todo el mundo encima de mi, los nerviosa que me ponía pensar, que  no me había pasado por las mesas, que había gente a la que seguro había hecho un feo porque no le había prestado la atención suficiente (después que fueron un jueves), yo que sé, el caso es que acabé con la mayor borrachera que he tenido en mi vida, y no sé con quién bailé, qué baile, quien se fue despidiendo de mi, ni nada de nada. Un horror, me perdí parte de mi boda, y encima el baile que es de lo yo tenía más ganas. Si lo pienso me echo a llorar, así que mejor no lo pienso.

Y para rematar, al día siguiente tuve la primera resaca de mi vida. Porque por mucho que yo hubiera bebido, nunca había tenido resaca.

Me hubiera gustado estar más con mucha gente, pero de verdad que no me dejaron (luego ya cuando me emborraché, no respondo, porque no sé que hice). Desde aquí pido disculpas. Lo que no sé es como lo hacen otras novias, para estar con todo el mundo, bailar con todo el mundo, pasar por las mesas... un misterio. Me voy a tener que casar otra vez para averigüarlo, jajajaja, además que ya tengo experiencia, y sé donde comprar los mejores regalitos, ay no, que se llaman obsequios :D