Hola a todos,
Como últimamente estaba empezando a mezclar churras con merinas, como se suele decir, he creado un nuevo blog dedicado a la maternidad, y voy a dejar éste sólo para temas relacionados con la Literatura, y, bueno alguna parida varia.
Por eso, he eliminado de este blog las entradas publicadas sobre mi embarazo y parto, y las he colgado en el nuevo.
Dejo aquí el enlace:
http://diariodemamanovata.blogspot.com.es/
viernes, 24 de mayo de 2013
sábado, 4 de mayo de 2013
Misión Olvido:
El segundo libro de María Dueñas,
"Misión Olvido", marca un
cambio de registro respecto de su anterior novela "El tiempo entre costuras". Si su primera novela nos llevaba
hasta el Marruecos colonial y el Madrid de la postguerra, para sumergirnos en
un relato de aventuras y espionaje, con ecos del diecinueve, su segunda
publicación nos lleva al mundo de las universidades norteamericanas, con el
trasfondo del desamor y las segundas oportunidades.
La protagonista es nuevamente una
mujer fuerte, que tiene que rehacer su vida tras un desafortunado divorcio,
para lo cual se traslada al otro lado del mundo, en concreto a la pequeña
localidad de Santa Cecilia en California, para, con el pretexto de hacerse
cargo de organizar el legado de un antiguo profesor universitario de literatura
española, Andrés Fontana, tratar de recomponer los trozos de su vida.
En Santa Cecilia se encontrará
con un ambiente universitario muy diferente del que ella está acostumbra en la
Facultad de Filología Hispánica de la Universidad Complutense de Madrid, así
como una serie de personajes (hispanohablantes, por supuesto), que la harán
olvidarse por un momento de su tragedia personal, y centrarse en precisamente
el trabajo que era la excusa para ir allí, el profesor Andrés Fontana.
En paralelo, y en capítulos
alternos, la autora nos cuenta la vida de Andrés Fontana. De como un afortunado
apadrinamiento le permitirá, pese a sus humildes orígenes, primero obtener el
título de bachiller en una España llena de analfabetos, y segundo obtener un
titulo universitario, para finalmente acabar sus días como profesor en diversas
universidades americanas, tras imponerse un autoexilio voluntario ante el
estallido de la Guerra Civil.
La historia de Andrés Fontana
dará paso a la de su discípulo, Daniel Carter, quien emprenderá el viaje
inverso, de Estados Unidos a la España de los años 60, en busca de información
para una tesis doctoral sobre Ramón J. Sender. Algo que le llevará a estar
unido de por vida a nuestro país.
En el presente (o en el pasado,
ya que la historia se sitúa en los albores del S.XXI), un Daniel Carter
convertido en académico de prestigio en su país, guiará los pasos de la
protagonista, no sólo para desentrañar que hay detrás de los papeles que
Fontana legara a su Universidad, sino también para poner un nuevo rumbo a su
vida.
Finalmente descubriremos que
Misión Olvido no es el objetivo de la protagonista, sino el nombre de una
misión franciscana de la época de la conquista española, que estuvo asentada en
Santa Cecilia en los mismos terrenos en los que ahora quieren construir un
centro comercial. Construcción que se verá trastocada al terminar la
protagonista y Carter de poner orden en los papeles de Fontana, quien había
dedicado sus últimos años a estudiar las misiones franciscanas en California,
para terminar descubriendo una misión que había quedado relegada al olvido.
La novela te mantiene en vilo y
avanza con ritmo creciente hacia un final que no hace justicia al resto de la
narración. En mi opinión una historia tan bien trazada merecía un final menos
previsible, o que al menos lo ha sido para mi. Es el único pero que le pongo a
este libro.
Mención aparte merece la
construcción de los personajes de Daniel Carter, y esa portera del Madrid más
profundo que les da alojamiento a él y su maestro, con varias décadas de
diferencia. Son todo un logro narrativo, ya que los lectores podemos sentir con
Carter, descubrir con él nuestro propio país (lo que será toda una muestra de
nuestra cultura e idiosincrasia para lectores extranjeros), y ver asimismo
reflejada una parte de nuestra historia en esa sencilla portera, que refleja
tan bien quienes hemos sido, no hace tanto tiempo.
Pese a la decepción del final, me
ha dejado un buen poso. He disfrutado con su lectura, y creo que Daniel Carter
pasará a ser uno de esos personales literarios grabados en nuestro
subconsciente.
Además este libro es especial,
porque lo he leído a ratos robados de necesaria evasión ante una nueva y
abrumadora realidad en mi vida. A retazos a las cuatro de la mañana mientras
esperaba que acabara el esterilizador, entre tomas, y sobre todo en el banco de
un parque... porque la lectura de este libro, se corresponde con el primer mes de
vida de mi hijo.
jueves, 2 de mayo de 2013
Esta semana otra editorial ha rechazado mi libro. No sé cuantas van ya, dejé de contar cuando sobrepasé las cuarenta.
Estoy cansada, mucho, de que me rechacen.
Sé que no soy la primera, que a muchos autores les han rechazado manuscritos un sin fin de editoriales antes de que alguien se atreviera a apostar por ellos, pero es agotador, tanto que desisto. Y cuando digo que desisto no quiere decir que vaya a dejar de escribir, no, eso nunca. Como diría Gunter Grass, hay que escribir por el mero placer de hacerlo.
Desisto de las editoriales.
Lo anterior no quiere decir que no vaya a lo mejor a enviarlo a alguna más, total el no ya lo tengo asegurado, simplemente voy a dejar de esperar, de confiar.
Tampoco voy a autopublicar, al menos de momento.
Puede que esté llamada a engrosar las filas de aquellos escritores con un cajón lleno de manuscritos inéditos, conozco a unos cuantos, o puede que sea algo tan sencillo como que no valgo para ésto (lo que no me desanimaría a escribir. Como ya he dicho tantas veces en este blog, escribir para mi es como respirar o comer, es una necesidad vital). Sea lo que fuere, a partir de ahora, voy a escribir sin aspiraciones, sin sueños, como un fin, en lugar de como un medio.
Seguro que voy a ser más feliz.
Estoy cansada, mucho, de que me rechacen.
Sé que no soy la primera, que a muchos autores les han rechazado manuscritos un sin fin de editoriales antes de que alguien se atreviera a apostar por ellos, pero es agotador, tanto que desisto. Y cuando digo que desisto no quiere decir que vaya a dejar de escribir, no, eso nunca. Como diría Gunter Grass, hay que escribir por el mero placer de hacerlo.
Desisto de las editoriales.
Lo anterior no quiere decir que no vaya a lo mejor a enviarlo a alguna más, total el no ya lo tengo asegurado, simplemente voy a dejar de esperar, de confiar.
Tampoco voy a autopublicar, al menos de momento.
Puede que esté llamada a engrosar las filas de aquellos escritores con un cajón lleno de manuscritos inéditos, conozco a unos cuantos, o puede que sea algo tan sencillo como que no valgo para ésto (lo que no me desanimaría a escribir. Como ya he dicho tantas veces en este blog, escribir para mi es como respirar o comer, es una necesidad vital). Sea lo que fuere, a partir de ahora, voy a escribir sin aspiraciones, sin sueños, como un fin, en lugar de como un medio.
Seguro que voy a ser más feliz.
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