martes, 16 de julio de 2019

Morirse al sol

"Morirse al Sol" de Isabel J. Romero, es una novela magníficamente escrita, conformada por una serie de historias cortas protagonizadas por el personaje de Juanillo, un simpático niño al que vemos crecer a lo largo de la obra, y que con sus relatos nos traslada a la Córdoba rural de mediados del siglo pasado.

Probablemente para mucha gente joven la realidad de Juanillo le resulte trementamente lejana, como si fuera de otro mundo, pero hay que recordar que no ha pasado tanto tiempo. Por mi edad, yo no he conocido esa época, pero si que he escuchado historias muy similares de la boca de mi madre, nacida y crecida en una aldea del Lugo más profundo en plena postguerra. Casas sin agua corriente, con una sóla bombilla (bueno, en el caso de mi madre ni eso, no había luz eléctrica, se alumbraban con carburo), casas de pueblo que se caen de puro viejas, y en las que los animales conviven con los humanos, haciendo la doble función de procurar alimento y retrete, pues lo único que había en aquella época para según que menesteres era el corral. Tiempos de gentes sencillas, pero en la que las personas eran probablemente más felices, donde no tenían de nada, salvo su dignidad.

A través de los ojos de Juanillo contemplamos las manos de su madre peladas de fregar y lavar a mano, y en carne viva por encalar con las manos desnudas, no en vano gasta sus primeros ingresos, haciéndole los deberes al hijo del Notario, en comprarle unos guantes de plástico. Vemos como se cuela con su abuela en el circo porque no pueden pagar la entrada, y a un padre deslomado de tanto trabajar en el campo, unas gentes con la ropa remendada y para los que unos simples torreznos son un lujo.

Juanillo es la autora, y el libro su infancia, una infancia llena de privaciones, pero que nos retrata increíblemente feliz. Los abuelos, los primos, los amigos, el amor de sus padres, son más que suficiente para él, pero es un niño listo, tanto que es consciente de que tiene que haber otro mundo más allá del pueblo, y que la única manera de alcanzarlo es matándose a estudiar para conseguir una beca en un internado. No se nos cuenta que fue de Juanillo más allá de la primera adolescencia, pero la autora ha sido maestra.

Nadie debería olvidar de donde venimos, porque esa España está más cerca de lo que muchos piensan, la autora podría ser mi madre, tengamos presente que sólo una generación nos separa del hambre y las privaciones.

Me ha gustado especialmente la parte en la que van a Madrid a una boda, y descubren Galerías Preciados con sus escaleras mecánicas, la ducha, el metro...  mi abuela paterna, madrileña de pura cepa, recordaría toda la vida como su suegro, oriundo de Berlanga de Duero provincia de Soria, se presentó en su boda en la basílica de San Cayetano en 1948, vestido con traje regional. Un abismo separaba ambos mundos.

Muchas partes me han recordado también a la última película de Almodóvar, "Dolor y gloria", primero por el tinto autobiográfico, y segundo por las similitudes en la historia, las casas encaladas, la dignidad del pobre, los primeros descubrimientos, la beca de estudios, la madre que sabe que a su hijo le puede aguardar otro destino que no sea la era...

En definitiva, una lectura más que recomendable, e incluso diría imprescindible.

Un sólo apunte más, Isabel, es una pena que no comenzaras a escribir mucho antes.