martes, 14 de febrero de 2012

Diario de una buena vecina

Hoy iba a escribir sobre el Euro, y como los intereses de unos pocos están haciendo caer la moneda única, y puede que con ellos a la Unión Europea. Lástima del gran sueño de Erasmo de Rotterdam, y de todos aquellos que ya no nos considerábamos ciudadanos de un país, sino europeos con mayúsculas. Pero me ha deprimido tanto, que he decidido cambiar de tercio y hablar de Literatura, que eso siempre me anima.


Doris Lessing, es una escritora inglesa maravillosa, que todas las mujeres deberían leer. Sus libros, siempre protagonizados por mujeres, hablan de no conformarse con aquello que nos da la vida sin más, y sobre todo, como sobreponerse al triste estigma que en muchos casos significa ser mujer, y luchar con todas nuestras fuerzas por ser libres.


Su libro más reconocido es "El cuaderno dorado", donde una mujer narra a través de distintos escritos en cuadro cuadernos de diferentes colores, su desencando con el partido comunista, con la vida convencional, y con un amante que deja de serlo.


Sin embargo, mi libro favorito de Lessing es "Diario de una buena vecina", un libro escrito hace más de tres décadas y que sigue estando tan vigente como el primer día.


"Diario de una buena vecina", no es una novela al uso, como no lo es ninguna de las escritas por la autora. Como ocurre en toda su obra, este es un libro protagonizado por mujeres muy alejadas de los usos sociales que su género se supone habría de imponerles (tengamos en cuenta que se sitúa en los años 70, cuando la liberación de la mujer es un hecho incipiente, aunque imparable); mujeres que, aunque libres y dueñas de su propio destino, no dejan de sentirse culpables por aquello a lo que renuncian, o que la sociedad les hace creer que han renunciado.


Estos personajes femeninos, no son sino un reflejo de la propia autora. Hija de un militar inglés, nace en Irán y pasa la primera parte de su vida en África, experiencia que le marca para siempre, y le hace ver la vida con una mirada muy alejada de lo que cabría esperar de una mujer europea de su generación. Sin embargo, durante un tiempo se deja llevar por lo que le han enseñado que debe hacer; así, se casa y tiene dos hijos, aunque no tardará en abandonarlo todo, incluidos a sus hijos, para dedicarse en cuerpo y alma a su verdadera pasión, la Literatura.


La mayoría de los libros escritos por Lessing (uno de los premios Nobel, junto con el de Vargas Llosa, más merecidos de los últimos años) están poblados de mujeres entregadas a su carrera profesional, que se enfrentan a la vida "solas", es decir, sin una pareja que las coarte, aunque en cierta manera no dejan de anhelar el amor, pero un amor ideal que no trate de cambiarlas, sino que las acepte tal y como son.


En "Diaro de una buena vecina", la protagonista, Janna, es una mujer de mediana edad que se ha quedado viuda hace unos años, y aunque  ha tenido ciertas aventuras de índole sexual, no ha vuelto a sentirse unida a otro hombre. Es muy atractiva, estremadamente elegante y codirige una revista de gran éxito junto con su mejor amiga. Es libre en el más amplio sentido de la palabra, tiene un trabajo con el que se siente realizada, que le otorga una desahogada posición social, sin marido, ni hijos, sin apenas contacto con su familia (su hermana, cuñado y sobrinos, que viven en un típico suburbio inglés), y con amigos que le proporcionan la vida social que necesita. Todo parece perfecto.


Pero todo cambia cuando por casualidad entra en su vida una antipática, horrenta y desaseada anciana, que representa todo aquello de lo que ha pretendido huir en la vida. Sin embargo, el azar querrá que unan sus caminos y traben una curiosa amistad.


Maudie está sola, también es viuda, y tiene un hijo que vive en América al que hace años que no ve. Apenas tiene contacto con una hermana cargada de hijos, y durante años ha vivido volcada en su trabajo. Así se nos plantea la antítesis de Janna, que por otro lado no es sino el reflejo de lo que podría ser su propio futuro.


Maudie, como digo, vive sola, como muchas otras ancianas a las que Janna irá conociendo. Ha rechazado todas las ayudas de las que el gobierno dispone para las peronas de la tercera edad: comida domiciliaria, asistencia, e incluso visitas de lo que se conoce como "buenas vecinas", mujeres que se dedican a visitar ancianos y hacerles compañía. Maudie solo quiere que la dejen en paz; todos menos Janna, con quien por primera vez en muchos años entabla una relación de amistad.


Hasta ese momento el mundo de Janna ha estado rodeado de glamour, como editora de una revista para mujeres, escribe sobre cosas totalmente superfluas, y lo que más le preocupa en su vida es su aspecto, no está preparada para el impacto que la vejez, en su forma más cruda va a tener en su vida. Así, y sin apenas buscarlo, Janna se convertirá en una buena vecina para Maudie, a la que acabará prestando unos cuidados personales que ni siquiera tuvo con su propia madre.


Con la lectura de este libro, Doris Lessing nos adentra en los aspectos más crudos de la vejez y el trato que la sociedad le da. Maude es una anciana enferma y sucia, que apenas puede valerse por sí misma, de la que el mundo se ha olvidado por completo, mostrándonos así el inexorable abandono al que se ven abocados muchas personas en la última parte su vida. Asimismo, asistimos a la paulatina transformación de Janna, que quizá por la brutal toma de contacto con la realidad que le supone visitar a las ancianas, o tal vez por lo mucho que ellas le aportan, transforma su vida hasta convertise en aquello que realmente siempre quiso ser, ella misma.


La autora nos muestra, con la claridad  presente en toda su obra, no sólo el abandono a los ancianos, sino también lo escasas y superficiales que son las ayudas en su país, o la mala calidad de la asistencia sanitaria pública inglesa; en resumen, nos enseña sin tapujos lo más sórdido del comportamiento humano hacia esos seres tan desvalidos que son los ancianos.


Sin lugar a dudas, "Diario de una buena vecina" es uno de esos libros que no deja indiferente a nadie. Puede que la reacción que tenga mucha gente al leerlo sea de rechazo, ya que hay quien no quiere ver la realidad tan de frente, o bien puede que impulse a llamar a esa abuela a la que no se visita nunca, quién sabe, de lo que estoy segura es de que por lo menos le arrancará un minuto de reflexión sobre ese momento de la vida al que inexorablemente todos llegaremos algún día.

domingo, 12 de febrero de 2012

Me duele Europa

Parafraseando a los autores del 98, y su mítica cita "me duele España", hoy más que nunca tengo que decir que me duele Europa.

Y me duele porque pasa por uno de sus peores momentos desde el final de la II Segunda Guerra Mundial. Estamos asistiendo a acontecimientos históricos que sin duda algún día hará que nos volvamos a nuestros nietos y les digamos, yo lo viví.

Pero también me da miedo por las alas que esta crisis está dando a la derecha más rancia y apolillada. Ya ocurrió otra vez, ya hubo otro momento en el que otra crisis, y otras circunstancias, llevaron al avance imparable de los totalitarismos en sus distintas modalidades. Y todos sabemos como acabó. Sin duda, ahora más que nunca, se hace buena aquella frase de Cánovas del Castillo que decía que hay que conocer bien la Historia para no volver a cometer los errores del pasado.

Es un hecho objetivo que en la mayoría de países de Europa gobiernan partidos de índole conservadora, algo que por si mismo no es malo, ni bueno, simplemente es. El problema viene cuando los conservadores se mezclan con los derechistas más ultras.

Y cuando digo ésto no hablo del gobierno de Mariano Rajoy, ni de España. Este país más que miedo, me da vergüenza, pero de la buena. No voy a hablar de la condena a Garzón (curioso que el primer condenado por una trama de corrupción, sea el juez encargado de enjuiciarla, justo cuando el partido involucrado en la misma ha llegado al poder), ni de la otra Sentencia que tiene pendiente Garzón (de verdad es tan terrible que unos ciudadanos traten de enterran a sus muertos, de cerrar heridas. O será que hay personas que creen que esas heridas están mejor abiertas, o que no quieren saber/reconocer que sus abuelos fueron lo que fueron, o lo que es peor, que los rojos como mejor están es muertos), tampoco voy a hablar de la reforma laboral...
Bueno, si, de la reforma laboral si que voy a hablar:

Sr. Rajoy, así en Tribuna abierta, desde la red, le pregunto ¿en serio considera que la mejor forma de crear empleo es facilitar la manera de destruirlo? ¿no se ha planteado que en lugar de limitar derechos laborales en pro del aumento de poder de la patronal, sería más beneficioso para el país ayudar a la creación de empresas?

La reforma laboral permite, entre otras cosas, flexibilizar los contratos de trabajo, ya sea en horario y/o salario y condiciones. Eso es algo que ya existe en otros países como Alemania, donde se han tratado de salvar puestos de trabajo reducciendo jornadas, pero es que ésto no es Alemania, es España, el país de Rinconete y Cortadillo y El Lazarillo de Tormes, y lo que va a ocurrir es que se va a aprovechar por las empresas para exprimir hasta el infinito a los trabajadores. Porque en España hay mucho paro, pero los que estamos trabajando, estamos haciendo el trabajo de cinco.

Alemania, el destino soñado de muchos españolitos de a pie desde hace décadas. Como si pavimentaran las aceras con ladrillos de oro. Y no es el caso. Bueno, Alemania y recientemente Noruega, donde muchas personas sin cualificación, esos que se han quedado descolgados del "ladrillo" se han marchado en busca de trabajo, y al llegar se han topado con que sin estudios, ni, sobre todo idiomas, no van a ninguna parte.

Allí gobierna la omnipresente Angie, quien parece decidir el destino de nuestras vidas, haciéndolo desde el más absoluto de los desconocimientos, o quien sabe, quiza desde el más absoluto de los sentimientos de superioridad. Pues acabo no criticó a España porque según su opinión teníamos demasiados días de vacaciones. Cómo es posible que se nos ataque por algo así cuando la propia Alemania supera los 30 días laborales de vacaciones anuales, y hay países como Francia que llegan hasta los 43 días hábiles. Pero claro, nosotros somos mediterráneos, y debe ser que valemos menos, o que nuestras vacaciones deben ser menos, para así estar disponibles cuando vengan sus conciudadanos a nuestro país a gastar cuanto menos dinero sea posible, en beber cuanto más sea posible.

Pero el resto de Europa no está mejor. No hablemos ya de Grecia, donde por pagar la deuda contraída por su Estado los ciudadanos se ven abocados a la pobreza, así sin más, como si no valieran nada, como si salvar a los bancos que compraron su deuda soberana, valiera más que sus propias vidas. Y si no, que se salgan del Euro, porque ese es el quiz de la cuestión, el Euro. ¿Soy la única que piensa que todo esto que nos ocurre es un ardiz, porque una Europa fuerte y unida no interesa al resto del mundo?

Lo más curioso es que de Irlanda, Portugal e Italia, ya no se ha vuelto a hablar. Como si no existieran. ¿Les va mal? ¿les va bien? ¿pagan su deuda? ¿la gente come? a saber. Tendremos que esperar al próximo capítulo.

Y luego está Francia. La arrogante Francia, que se creía superior a sus vecinos, y un día de golpe y porrazo le desapareció una A. Ahora celebran elecciones, estoy espectante, puede que nuestros vecinos marquen un cambio de gobierno, o no. Sigo sus elecciones con especial interés, porque, y así vuelvo al tema inicial de esta entrada, el problema principal viene cuando se mezclan los políticos conservadores, con la extrema derecha.

Dentro del gobierno francés, el ministro de Interior, Inmigración y Culto, Claude Guéant, pertenece a ese peligroso grupo que es el fascismo de rancio abolengo. No sólo es racista y xenófogo, e intenta con sus políticas blindar Francia de inmigrantes (ha llegado a remitir circulares a las empresas para que den prioridad a becarios franceses), y además no se oculta, pronunciando abiertamente frases como la publicada en Le Figaro: " A diferencia de los relativistas de izquierda, nosotros pensamos que no todas las civilizaciones valen lo mismo", sino que además, lo que es más triste, Nicolás Sarkozy (hijo de inmigrantes) si gana las próximas elecciones le volverá a nombrar ministro. De hecho, recientemente, delante de Ángela Merkel, defenció la frase de Guéant publicada en Le Figaro, diciendo que era de sentido común.

Y no contentos con eso, la candidata a la presidencia francesa, Marine Le Pen, junto con Martin Graf, uno de los líderes del extremista Partido de la Libertad austriaco, asistió el pasado 27 de enero, en Viena, a una celebración neonazi que conmemoró, con un claro tono festivo, el holocausto judio.

¿Qué le ocurre a Francia? el país de la República basada en la Igualdad, la Libertad y la Fraternidad, el país de la primera declaración de derechos del hombre y del ciudadano, la nación pionera en libertades individuales. ¿Qué futuro le espera a Europa si el primer país que se levantó contra el yugo del absolutismo, cae ahora, a consecuencia de crisis económica, en manos de la ultra derecha?

¿Qué nos quedará al resto?