Hace un par de meses decidí, por
decirlo de alguna manera, llevar a mi libro de paseo por varias librerías del
centro de Madrid, con la intención de intentar que lo incluyeran entre los títulos de sus
estanterías. Este fue el resultado:
- Bajo el Volcán: cuando
hacía las tertulias en el café Barbieri me encantaba esta librería, recuerdo
que al acabar siempre íbamos a revolver y encontrar tesoros. Es un
local pequeño pero con material tremendamente escogido, tienen discos, películas
y como no, libros. He tenido grandes charlas con el propietario sobre los
grandes genios de la ciencia ficción... pero el caso es que cuando fui con mi
libro debajo del brazo la persona que me atendió me dijo que el dueño no
estaba, pero que no lo iban a pedir a la distribuidora, que eran muchos autores
los que les visitaban por el mismo motiv0, y para resumir que me fuera por
donde había venido.
Básicamente me vienen a decir que
la mayoría de lo que se publica ahora es una basura, que no piensan perder el
tiempo leyendo mi libro, que por qué tendrían que hacerlo, por qué leer y
recomendar el mío y no otro, que se publica muchísimo y hay mucha autopublicación
que viene hasta con faltas de ortografía (les intento explicar que no es una
autopublicación, sino una edición tradicional, pero como el que tiene un tío en
Cuenca), que los libros de autores desconocidos no se venden y no se van a
esforzar por venderlo porque ellos no tienen porque hacerme publicidad, ah y que
si quiero lo que si pueden hacer es organizarme una presentación porque además
como el local es pequeño si va poca gente no se nota mucho, ¿perdón?, que estoy
en mi puñetera ciudad, donde vive toda mi familia y amigos.
Sin comentarios.
Como soy educada, me encanta
hablar con la gente y tengo el optimismo grabado a fuego en los genes, les doy
las gracias y salgo con la cabeza bien alta.
La verdad es que se pasaron
bastante, deprimirían a cualquiera. Yo creo que no les va bien el negocio y lo
pagaron conmigo, sino, no se explica.
- La Fugitiva: todos los
madrileños culturetas de pro, hemos ido alguna vez a tomar algo a este maravilloso
café-librería, donde los buenos libros cuelgan de las paredes arropándote
mientras disfrutas de una buena conversación. La persona que me atiende, que
parece el dueño, es extremadamente amable conmigo (lo cual agradecí
infinitamente tras el vapuleo de Burma), me deja hablar, ojea el libro, dice
que tiene muy buena pinta y una edición realmente cuidada. Luego me dice que no
trabaja con la distribuidora, una lástima porque si no lo pedía. No sé si era
una excusa, pero por lo menos me trató con educación y cortesía, y me deseo
mucha suerte.
- Méndez: que decir de la
librería Méndez que todo ávido lector de libros no conozca ya. Todo un clásico
de Madrid, donde es realmente fácil encontrarse con, por ejemplo, Javier Marías.
La persona de caja me remite al
dueño, quien me mira por encima del hombro perdonándome la vida como si fuera
la mayor piltrafa del Universo. Apunta el nombre del libro en un folio y me
dice, claramente para que me vaya rápido y sin molestar que lo pedirá. Fue
terriblemente humillante.
Le he dicho a todo el mundo que
conozco que no vuelva a comprar allí.
- Mujeres: Mujeres es la
librería del partido feminista, y todo un referente en mi vida (si, soy
feminista y a mucha honra). Es el lugar al que siempre voy a comprar libros
cada vez que voy al centro, una parada obligada.
La persona que me atiende dice
que no está la dueña y que no puede coger más libros en depósito, porque ya
tienen muchísimos. Le aclaro que no quiero dejar el libro en depósito, sino
tratar que lo pidan a la distribuidora puesto que se trata de un libro de
temática femenina que encaja a la perfección con la filosofía del local. Me
escucha atentamente, lo hojea, apunta el nombre del libro, de la editorial, de
la distribuidora y me asegura que lo van a pedir.
No he ido a comprobarlo, pero me
tengo que pasar un día preguntando por él.
- Mujeres & compañía:
es la librería de la asociación feminista del mismo nombre, cuyo objeto es dar
a conocer la escritura femenina y hacer visibles sus aportación a la civilización.
Conocí esta librería en enero, tras acudir a una sesión literaria organizada
por la Asociación de escritores noveles en el café Fígaro, y la verdad es que
es un sitio con mucho encanto que merece la pena conocer, uno de esos rincones
maravillosos que deparan las callejuelas de Madrid.
Fueron extremadamente amables
conmigo, remarcaron que si las librerías pequeñas no ayudan a los escritores
que empiezan quien lo va a hacer (aleluya), que nos tenemos que ayudar
mutuamente porque autores y libreros se necesitan mutuamente. Por cierto, salí
de allí con una novela bajo el brazo, mucha librería estaba pisando yo sin
comprar nada, jajaja
Nota para los libreros: sin
autores no habría libros ni librerías. No se puede vivir de publicar sólo clásicos,
sin nuevos autores la Literatura se moriría, y con ella vuestro medio de vida. No
todo el mundo nace siendo un escritor consagrado, hay que empezar desde abajo y
tratar de labrarse un camino, a modo de ejemplo decir que Pablo Neruda tuvo que
autoeditar su primer libro. Los autores somos quienes en cierta medida
sostenemos vuestro negocio, nos necesitáis porque no podéis producir vosotros
mismos los textos, además, somos vuestra principal fuente de ingresos ya que
todos sin excepción somos ávidos lectores. Como mínimo, nos deberíais tratar
con respeto y educación, porque además como decían en Armas de mujer el capullo
de hoy puede ser el magnate de mañana, y no sabéis que autor desconocido estará
algún día detrás del próximo súper ventas.
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