jueves, 17 de mayo de 2012

Sobrevivir a una boda, IIª parte

Los preparativos... y por donde empiezas. Bueno, tienes la fecha y el lugar de la ceremonia, el siguiente paso lógico parece ser el restaurante. Miramos varios fuera de Madrid, pero la carretera se nos hacía cuesta arriba, y no íbamos a poner autobús. Los restaurantes de la Casa de Campo, parecían la mejor opción, y lo fueron. Están en Madrid, por lo que no hacíamos desplazarse mucho a los invitados (personalmente odio las bodas, en las que te hacen ir de la ceca a la meca), además quien quisiera beber, podría moverse toda la boda en metro, o salir al Paseo de Extremadura, y coger un taxi en un momento. Si, sin duda alguna, aparte del entorno tan bonito en el que están, la ubicación los hace perfectos.

Pero hay unos cuantos... así que nos damos un paseo, apuntamos los nombres, miramos en internet, y descubrimos que hay que pedir cita para que te atiendan para una boda. En fin, pedimos cita en todos, y vamos uno a uno visitándolos.

Creo que esa fue una de las partes más divertidas de organizar la boda. Primero porque cotilleas todos los restaurantes por dentro, "aquí haríamos el cocktail, aquí el baile", y segundo porque en todos nos regalaban cosas y nos invitaban a tomar algo. Pero en plan ración de jamón, y botella de vino o de aceite. Mi marido propuso que cada año fuéramos a ver restaurantes diciendo que nos casábamos, para que nos siguieran invitando a cosas.

En la Casa de Campo hay restaurantes, en lo que eran los pabellones de la antigua feria de las provincias, para todos los gustos: Araceli (antigua casa de Burgos), Jose Luis (casa de Cataluña), La Pesquera (Toledo), Currito (Vizcaya), Guipuzkoa, El Palacio de la Misión (Cáceres), El bosque sagrado (Asturias), A Casiña (Pontevedra), Ondarreta, y La colonial de Mónico (ésta no sé que provincia era).

De La Pesquera no nos gustaron los salones, porque parecían salidos de una película de Alfredo Landa, pero de las de los 60.

La Colonial de Mónico, es un sitio precioso, de estilo colonial, con un jardín increible, pero el menú se nos iba de presupuesto.

El bosque sagrado, también es muy bonito, realmente parece que estés en un bosque asturiano, y la comida es increible, pero te cobran hasta por respirar, vamos que te cobran hasta el servicio de camarenos del cocktail, una cantidad en concepto de gastos generales, y hasta las minutas, que no las cobran en ningún sitio.

El Palacio de la Misión, parece un convento, con claustro y todo. Es muy bonito, y está decorado con mucho gusto. Tiene un patio central acristalado, y chimeneas en las esquinas que encienden si hace frío (y a nosotros nos hizo frío). Pero era comida muy de autor, de esa que tardas varios minutos en decir el nombre completo del plato, y nosotros somos más de comida popular.

Tras comparar presupuestos y menús, nos decantamos por Currito. Porque es de toda, toda la vida, es un restaurante, no un salón de bodas, son muy amables y sencillos en el trato, dan mucha flexibilidad, y el menú, aparte de tener buen precio, era sencillo y bueno. De verdad, que no queríamos nada que hiciera a los invitamos estar 5 minutos pensando que era lo que iban a comer al leer la minuta. Aparte que la calidad de su cocina es sobrádamente conocida.

Algo a destacar, es que cuando decíamos que nos casábamos en el Ayuntamiento de Madrid, y por tanto en jueves, todos nos ofrecía como lo más normal montar una boda falsa el fin de semana. Resulta que la gente lo que hace es casarse de verdad el jueves, y luego de mentira oficiando un actor, en el restaurante. Sé que es una faena hacer a la gente cogerse un día de vacaciones para ir a una boda, pero lo de casarme de mentira no me convenció nada.

Ya tenía fecha y restaurante, bien, esto marchaba.

El siguiente paso lógico fue el vestido. Que ilusión, eso si que hace ilusión. Claro que en determinadas tiendas se encargan de quitártela de un sopapo. Me habían dado en noviembre fecha para casarme en abril, es decir, tenía 5 meses para organizar una boda. A mi me parecía suficiente, bueno, pues vas a las tiendas de novias y te miran como si estuvieses loca, porque resulta que no les da tiempo a hacerte el vestido. Que no les da tiempo, en 5 meses, ni que tuvieran que ir hilo a hilo. Luego te enteras que tienen las fábricas en China (como no), y que claro como lo tienen que pedir, si no lo hacen con un montón de meses, no se lo mandan o lo mandan con recargo.

Mi experiencia en las tiendas de novias:

- Friki novias: Atelier de alta costura en el Barrio de Salamanca. Me recibe la dueña, y me enseña unos vestidos realmente originales, con unas telas maravillosas, pero cuando me dice precios casi del desmayo del susto, y decido que mejor sigo buscando.

- Eva Novias: C/Mayor. Voy un sábado por la tarde con mi madre. Cuando le digo a la dependienta la fecha de la boda, se echa las manos a la cabeza, y me dice que no sabe si van a poder hacérmelo (que no sabe, que no sabe, con lo que cuesta un traje de novia, vamos que está el mundo para espantar clientela), miro unos catálogos, me voy y no vuelvo.

- Pronovias: C/ Arenal. He tenido que pedir cita, porque sin cita no te atienden. Voy un viernes por la tarde con mi madre, y mis dos tías. Me atiende una chica encantadora, que por el nombre y el acento, parece la Europa del este. Me enseña el catálogo, me insinúa que voy un poco más de tiempo, elijo varios modelo y por fin, paso a probarme vestidos. La dependienta es muy amable, y muy profesional, pero los vestido no me convencen, y las telas me parecen malas con ganas, parecen telas de Zara. No vuelvo.

- Rosa Clará: C/ Arenal. Voy con cita previa un sábado por la tarde con mi madre y mis dos tías. A pesar de tener cita previa, me sueltan un catálogo que vemos solas, y al rato viene una dependienta muy pelota, diciendo que cuales nos gustan. Paso a probar. Aquí no me dicen nada de la fecha. Los vestidos son de ensueño, estoy en una nube... hasta que me dicen precios. El que más me gustaba se me ponía en más de 3.000 €. Les damos las gracias, y me voy con un estado de ánimo pésimo. Yo no me puedo gastar esa barbaridad de dinero en un vestido, y menos en un vestido que me voy a poner sólo una vez.

Han pasado 15 días desde que comencé a mirar vestidos, veo que me meto en diciembre y sigo sin vestido, así que me cojo un día de vacaciones (jueves), para seguir mirando a gusto. Me acompaña mi madre.

- Lunas de boda: C/ Marqués Viudo de Pontejos. Es la primera cita de mi día de vacaciones. Es una tienda de toda la vida, a la que llego tras bucear en internet durante horas mirando catálogos de marcas de vestidos que pagarlos no me supongan tener que vender un riñón en el mercado negro. Me atienden de maravilla, y aparte de en Friki, por primera vez me atiende alguien que se nota que sabe de costura, que no es una simple dependienta. Me gustan dos vestidos, uno de Luna novias, y otro de San Patrick (segundas líneas de Rosa Clará y Pronovias, con menos nombre, bastante más baratas, y sinceramente, con vestidos menos vistos), así que pido cita para volver otro día.

- Aires: C/ Mayor. Me atiende una señora mayor, que es un encanto y cosas de la vida, resulta que había sido compañera de trabajo de una tía mía. Es modista, y se nota. Me gustan los vestidos, pero no es el estilo que busco. No obstante, pido cita para volver otro día.

- Internovia: C/ Luva. Es la tercera y última cita de mi día de vacaciones. Es un outlet de vestidos de novia. Me dicen que voy muy mal de tiempo, y que me tendría que llevar el vestido de tienda (vamos el que se prueba todo el mundo), porque no les da tiempo a encargarlo a fábrica, les digo que quiero ver de outlet. La verdad es que los vestidos están fenomenal, y súper bien de precio. Les digo que me lo voy a pensar.

El sábado siguiente, con mis padres y amiga que es diseñadora de moda, volvemos a hacer el recorrido del jueves.

En Aires, me pruebo tres de los vestidos que había seleccionado, me gustan, pero no es lo que busco.

En Lunas de boda, me vuelvo a probar los dos vestidos que me gustaban, son muy diferentes entre si. La dependienta me dice que ella ya sabe cual va a ser mi vestido de novia. Al salir del probador, mi padre y mi amiga, me dicen que lo dude que uno de ellos es mi vestido.

No lo dudé, ya tenía vestido. Era lo que buscaba, un vestido bonito, cómodo, sin volantes, sin rufufús, sin casi nada de nada, de estilo griego, el modelo Renania de la colección de San Patrick.


Si alguien lee ésto, y está buscando traje de novia, que vaya directamente a Lunas de boda, te atienden profesionales, son muy amables, y te saben aconsejar.

 Por cierto, la búsqueda de vestido la disfruté como una enana.

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