El pasado sábado
veintisiete de noviembre, fallecía la genial escritora madrileña Almudena
Grandes a la edad de 61 años víctima de un cáncer. La noticia podría resumirse
de una forma así de aséptica sino fuera por la trascendencia de la misma, y es
que nos abandonaba una de las grandes escritoras de las últimas décadas,
dejándonos a muchos de sus lectores y admiradores con una profunda sensación de
orfandad literaria. Y es que Almudena Grandes era mucho más que una novelista,
era una narradora de la cotidianeidad femenina, una cronista de Madrid al más
puro estilo galdosiano, una gran articulista, y como ella misma se definía una
defensora de la épica de los perdedores.
Tengo que reconocer que llegué a sus
libros a través del cine, y no a la inversa como suele ocurrir. Tras ver la
adaptación cinematográfica que se hizo de “Malena
es un nombre de tango”, y verme tan identificada (como nos ha pasado a
muchas mujeres de mi generación) con el personaje principal, no pude por menos
que comprar la novela para así quedar enganchada ya para siempre a la prosa de
su autora. Y es que nos retrataba a las mujeres, de cualquier edad o condición
social, tal cual somos, y no como la sociedad y en especial los hombres creen o
esperan que seamos, con una disección
psicológica propia del bisturí de un cirujano. No olvidemos que mucho antes de
los movimientos sociales que encumbran el empoderamiento y la libertad de la
mujer, personajes como el cuarteto protagonista de “Atlas de geografía humana”, el personaje central de “Castillos de cartón”, Malena, y sobre
todo Lulú, ya nos presentaban a mujeres que querían ser libres, dueñas de su
propia vida, y lo más rompedor en aquel momento, de su sexualidad. Y es que
Almudena Grandes irrumpió en el panorama literario ganando, algo que hasta
momento nadie imaginaba haciendo a una mujer, un certamen de literatura
erótica, La sonrisa vertical, con su célebre “Las edades de Lulú” novela que por primera vez presentaba el sexo
desde el verdadero punto de vista femenino, siendo un libro erótico por y para
mujeres.
Pero Almudena Grandes es mucho más
que eso, ya que su temática se fue transformando para dar paso a ese narrar la
historia que nadie nos quería contar, la épica de los perdedores, y no sólo
desde un punto de vista político, como ya se vislumbra en ese personaje con la
vida rota por amor que es el inolvidable Forito de “Atlas de Geografía humana”, y que sin quererlo acaba opacando con
su triste historia, y su final redentor, al argumento principal y sus
protagonistas.
Otro eje principal de su obra, como
saben todos los que alguna vez la han leído, es la ciudad de Madrid, nuestro
Madrid me van a permitir ustedes que diga. Y es que como en las mejores obras
de nuestro admirado Galdós la ciudad que nos vio nacer a ambas no es sólo un
escenario, sino un personaje más que cobra vida propia abrazando la acción
hasta formar parte de ella. Es más, yo me imagino ahora a Almudena Grandes como
aquel personaje de Thornton Wilder, que convertido en fantasma merodea por su
ciudad, porque se niega a abandonar a sus calles y sus gentes, susurrando al
oído de sus seres queridos palabras de consuelo. Tengo que reconocer que si
algo tengo en común con ella, aparte de la pasión por la Literatura, es el amor
por Madrid, pero un Madrid muy especial, que abarca unos pocos kilómetros
alrededor de ese eje central que es la Puerta del Sol, más allá ya es otra
ciudad y no nos gusta. Su madre le decía que era una paleta de Madrid porque la
gustaba Sol, Gran Vía… vamos lo que vienen a ver todas las personas que son de
fuera, y si, es lo que somos, paletas de Madrid, yo no tengo ninguna pega en
reconocerlo, porque es mi ciudad, aquí he nacido, aquí he vivido siempre y aquí
me quedo, como decía Federico Luppi al final de “Un lugar en el mundo”, cuando uno encuentra su lugar en el mundo ha
de permanecer en él, y algunas personas como Almudena Grandes y yo tuvimos la
gran suerte de no tener que buscarlo porque nacimos en él.
Pero su Madrid más íntimo lo
conformaban la Plaza de Barceló y alrededores, por donde era fácil encontrársela,
y que fueron el escenario de muchos de sus artículos y varias de sus novelas, como
ese personaje de “El corazón helado”
que sólo quiere vivir en la Glorieta de Bilbao, o como en “Los besos en el pan”, pocas novelas se adentran así en a la vida
cotidiana de un barrio. Porque si algo tenían en común sus escritos es esa
sensación de cotidianeidad, de que todo aquello que estaba narrando nos podía
ocurrir a cualquiera de nosotros, en sus obras no había grandes héroes al
estilo clásico, sino personas normales con los que todos nos podíamos sentir
identificados, en situaciones que realmente en un determinado momento nos podían
suceder a cualquiera. Era una narradora de la intrahistoria al más puro estilo
noventayochista. Así la autora nos narraba a los lectores del El País muchos
aspectos de su propia vida, como sus veranos en un pueblo de Cádiz, o las
comidas con sus amigos, de forma que muchos de nosotros la sentíamos una
persona muy cercana, casi conocida, y puede que esa cercanía fuera la que
hiciera que, el día de su fallecimiento, quien estas líneas suscribe rompiera a
llorar al conocer la noticia como si de un allegado se tratara, y es que en cierta
manera así era para sus lectores, a los que nos había abierto una pequeña
puerta a su vida a través de sus novelas y sus artículos.
La vida se la ha llevado demasiado
pronto, tanto que la privó de gozar de esos reconocimientos que sólo se dan a
los escritores, no sé muy bien por que, al llegar a cierta edad. El premio
Cervantes le habría sido otorgado con toda seguridad, puede que incluso el
Nóbel, aunque por suerte si llegó a tiempo ese Premio Nacional de Narrativa en
el año 2018. La enfermedad nos ha privado a sus lectores de nuevas novelas, y
para mi el semanal de El País sin su columna pierde mucho interés, pero siempre
nos quedarán sus personajes, y es que aunque nos haya dejado con el corazón
helado, de alguna manera continuará viviendo entre las páginas de sus libros,
así que hagámosle el mejor homenaje posible que se puede hacer a un escritor,
sigamos leyendo.
Hasta siempre Almudena.
artículo publicado en https://www.aenoveles.es/hasta-siempre-almudena-isabel-nunez/
No hay comentarios:
Publicar un comentario