domingo, 28 de agosto de 2022

La oveja negra que devoró el manual de Literatura

 La oveja negra que devoró el manual de Literatura” es el quinto libro del escritor madrileño y profesor de Literatura Luis Quiñones Cervantes; se trata de su primer ensayo tras las novelas “El retrato de Soffie Hoffman”, “Los papeles de Madrid”, “Un hombre detrás de la lluvia”, y “Crónica del último invierno” que fue finalista del premio de la crítica en 2019, en la modalidad de narrativa.

Lo primero que tengo que decir es que para mi sorpresa el autor y yo hemos leído los mismos libros, y nos gustan los mismos escritores; algunos de los versos que se citan los recitaba de memoria según avanzaba en la lectura, y eso claro está, ha aumentado considerablemente mi predisposición para que este ensayo me encantara, mucho más incluso que la amistad que me une con Luis.

Y es que a través de las páginas de este libro asistimos a un pormenorizado repaso a la historia de la Literatura española y parte de la Literatura universal, a partir de la premisa de lo peligrosos que siempre hemos sido ante los ojos de muchos las personas que cometemos ese gran pecado que es devorar libros, y el más terrible aún, tratar de escribirlos.

No voy a entrar a detallar las obras y movimientos que se mencionan, porque es una obra que se tiene que descubrir a través de sus páginas y las palabras del autor, y no de las de otro, pero si que diré que se trata de un ensayo absolutamente imprescindible para todas aquellas personas que un día descubrimos en los libros al verdadero hilo conductor de nuestras vidas. La más que magnífica prosa de Luis nos lleva de la mano a desgranar un universo que para muchos es ese lugar al que siempre queremos volver, tan alejado de los estándares que imperan hoy día, como dice el propio autor: “Frente al ruido, frente a la perversa contaminación de lo idiomático, la instantaneidad de los mensajes en el teléfono móvil, sus apócopes, la vertiginosa velocidad de la información, la luminosa publicidad de los carteles electrónicos en continuo movimiento que pueblan plazas y avenidas de las grandes ciudades; frente a todo eso, el silencio de la lectura meditada se convierte en un acto vandálico ejercicio antisistema” 

 Según avanzaba en la lectura iba marcando páginas para tener referencias de cara a esta entrada, pero me he encontrado con que son tantas que prácticamente acabaría haciendo un extenso resumen del libro. Con eso lo digo todo. Y es que la Literatura lo es todo, lo envuelve todo, aunque muchos no se den cuenta, porque con su estudio y conocimiento alcanzamos a conocer mejor a las generaciones que nos precedieron, pues el arte en todas sus manifestaciones no es sino un reflejo de la realidad que viven las personas en cada momento. Todos somos hijos de nuestro tiempo.

Que los lectores y escritores somos ovejas negras, es algo de lo que no me cabe duda, y las mujeres aún más. No son pocas las que tuvieron que esconderse detrás de un pseudónimo masculino para poder publicar, como Fernán Caballero (Cecilia Böhl de Faber) o George Sand (Aurore Dupin), por no mencionar el más que sangrante caso de Mary Shelley, que por ser viuda para poder cobrar los réditos económicos de su inmortal “Frankenstein” tuvo que hacerlo a nombre de su hijo de cuatro años. Sin comentarios.

Por cierto, si, “Frankenstein” fue escrito por una mujer, seguro que más de uno ha abierto la boca de sorpresa al leerlo.

Por desgracia hace poco hemos visto como aún en la sociedad de hoy día y a ojos de muchos seguimos siendo más ovejas negras que nunca, y un novelista como Salman Rushdie era atacado por un fanático aún habiendo transcurrido varias décadas tras la publicación de sus “Versos Satánicos”, un caso que se menciona en este ensayo aún sin saber que varios meses después de su publicación el mundo presenciaría atónito como se ejecutaba un apuñalamiento directo a la libertad de expresión:

Voltarie dejó para la eternidad una frase triste, y desde mi humilde opinión, cargada de amargura. Es la frase que diría cualquier escritor perseguido y señalado: “Es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado”. Y, sobre todo, si el gobierno es de un iluminado ayatolá como Jomeini, que proclamó una fatua condenando públicamente a muerte al autor Salman Rushdie, por su novela Los versos satánicos.” Por desgracia un caso de tantos, como bien se ocupa Luis Quiñones de recordarnos.

Solo que me queda decir que espero que estas líneas animen a todo el que las lea a acudir sin demora a sumergirse en las páginas de “La oveja negra que devoró el manual de Literatura”, porque les aseguro que si les gusta la buena Literatura no les decepcionará, y que espero que sus alumnos sepan valorar la suerte de tener a Luis Quiñones como profesor.