jueves, 29 de diciembre de 2011

Poeta sucumbiendo bajo un alud de ollas de acero inoxidable

El singular título que da nombre a esta entrada, corresponde al libro de Manuel de Mágina publicado por la editorial El desván de la memoria.

Recientemente tuve ocasión de acudir a una doble presentación, que correspondía tanto al libro como a la editorial, puesto que se trata de la primera publicación para ambos. La editorial El desván de la memoria, nace del taller literario virtual del mismo nombre, que dirige Ramón Alcaraz desde el año 2003.

Conocí a Ramón hace un par de años, en un curso de redacción de guiones que él mismo impartía a través de la Escuela de escritores Alonso Quijano de Alcazar de San Juan. Posteriormente he acudido a sus cursos de relato breve, en esta ocasión impartidos a través del Taller de Redacción y Escritura Creativa Tomás Gallego, organizado por mi querida amiga, la poetisa Teresa Gallego. Ramón, también fue quien corrigió mi libro de relatos cortos, aún inédito.

Le quería dedicar esta entrada, porque en el discurso de la presentación explicó que el motivo que le había llevado a fundar una editorial era conseguir que de una vez por todas, algunos de los libros de sus alumnos vieran por fin la luz. Nos explicó algo que muchos de los estábamos allí sabíamos, que si no eres comercial no te publican, y no eres comercial porque no eres conocido, y no eres conocido porque no has publicado, y no publicas nada porque no eres conocido... y así hasta el infinito. Parecía la historia de mi vida.

El mercado editorial es una especia de bunker de alta seguridad, al que nadie puede acercarse salvo que ya esté dentro.

Personalmente (que he enviado mi libro a casí 40 editoriales sin resultado), no creo que el hecho de publicar o de no hacerlo, sea sinónimo de mayor o menor calidad. De hecho, leyendo las obras que su publican, y que ganan premios, puede que incluso sea un síntoma inequívoco de calidad literaria. Pero el caso es que algunos lo consiguen y otros no, ¿cuál es la fórmula del éxito? que un editor piense que puede ganar mucho dinero con lo que tú has escrito. Y es que no nos engañemos, la Literatura hace mucho que dejó de ser un arte para convertirse en un negocio.

Sin embargo, todo eso nos deja fuera a muchos autores que amamos este Arte, porque para nosotros si que lo sigue siendo, por encima de cualquier cosa, y que más que pensar o respirar, fabulamos historias.

Las excusas que te dan las editoriales son de lo más variopintas, que si el relato breve no tiene salida en el mercado y les mandes una novela (claro, luego si eso me saco cinco de la chistera), que si no publican libros de relatos de un sólo autor (aunque tú tengas en tu casa publicaciones suyas de un único escritor), que si sólo publican a mujeres muertas (bueno, de momento espero no entrar en ese grupo)... en fin, cualquier cosa, pero debajo de cada carta siempre subyace lo mismo, que no has publicado nada, que no eres conocido, y por tanto nadie va a apostar por ti, y como nadie lo hace  vas a seguir siempre en el mismo punto muerto.

Bueno, me olvidaba de mi favorita, las editoriales que cuelgan en su web que por favor, nadie les mande nada por correo electrónico, que solo quieren papel. Vamos a ver, tanta era digital, tanto ibook, y tanta historia y al final me tengo que seguir gastando el dinero en reprografía y correo postal. Y que conste que esto lo dice una ferviente defensora del papel, del libro tradicional, pero eso no obsta para que sepa apreciar las ventajas de determinados aspectos de la tecnología actual.

Por todo ésto, las iniciativas como la de Ramón Alcaraz, que nacen del simple amor a la buena Literatura con mayúsculas, y del deseo de dar conocer esas obras rechazadas por el mercado, pero dignas de la atención de los mejores lectores, son una bocanada de aire fresco dentro de un mundo que hace décadas olvidó sus orígenes artísticos, para dejarse seducir por las mieles del capitalismo.

Ahora solo falta la distribuidora.

2 comentarios:

  1. Me gusta lo que dices querida y gran amiga Isabel, ¡qué ganas tengo de ver tu libro publicado con éxito y valor, qué bien merecido lo tienes!

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  2. Sabía que te iba a encantar.

    Antes tienen que ver la luz tus poemarios. Ya sabes que soy fan de tus haikus :D

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