martes, 9 de agosto de 2011

Los hábitos reproductores de los labriegos en época de siega, o mi visita al Prado


Hola de nuevo,

Hoy el mundo parece estar algo peor que ayer, pero menos que mañana.

En fin, por donde empezar, cual de las maravillosas noticias que pueblan nuestros queridos e independientes medios de comunicación es más digna de ser comentada que el resto. Pues que quieren que les diga, es todo tan absolutamente horroroso que hoy he decidido hacer mutis por el foro, y cual una J. K Rowling cualquiera, refugiarme ante la adversidad en un mundo ideal (y de paso a ver si cuela, y me hago millonaria como ella).

Pensando sobre que escribir hoy, mi amiga Qlamana desde FFM (lease Frankfurt An Main, vamos el rinconcito del país de los teutones, que no de los tetones, de donde dice la leyenda que proceden las salchichas), me ha sugerido hablar sobre los hábitos reproductivos de los labriegos en época de siega, que es un tema de conversación que yo misma le había sugerido el día anterior, cuando nos casi quedamos sin conversación en un chat. Y digo casi, porque los que me conocen pueden certificar que una servidora, no se queda nunca sin algo que decir.

El caso es que el tema de la labranza, no me ha inspirado mucho, todo lo más me ha recordado a aquellas amenas clases de Sociales en E.G.B, en las que nos ensalzaban las virtudes del barbecho. Ay que ver que cosas más requeteútiles nos enseñaban. Pero en ese punto ha muerto mi inspiración, así que sintiéndolo mucho, y aún a riesgo de defraudar a la audiencia, querida amiga, voy a hablar de otra cosa.

Esta tarde, después de trabajar, he aprovechado que hasta la llegada de Benedicto la semana que viene, está Madrid más vacío que mi cuenta corriente a fin de mes, y me he ido, ¡con el coche! (lease con redoble de tambores) hasta el Museo del Prado. Y hasta he aparcado en la puerta; eso si que es un milagro, y no lo de Fátima.

Mi primera parada ha sido la exposición temporal sobre paisajes italianos. ¿Me ha gustado? buena pregunta. La verdad es que no mucho. No dudo de la calidad de las pinturas expuestas, pero es que a mi no me decían nada. Que si, que estaban muy bien pintadas, que son paisajes muy bonitos, pero salvo varios cuadros de Claudio de Lorena, que eran absolutamente magníficos (que luz, que atarcederes) el resto, ni fu ni fa.

Luego, he subido a ver la del joven Ribera. Esta si que me ha gustado, y mucho. Es pequeña, pero matona. No hay un solo cuadro que no merezca ser contemplado con verdadero éxtasis. No tengo adjetivos para describirlos, he visto pocos retratos que reflejen así la psicología del personaje. Yo no sé si es debido a que se trata de su primera étapa, pero me han parecido muy diferentes a los que hay en la colección permanente del museo. Había un San Pedro, que porque estaba viendo que era de Ribera, que si no hubiera jurado que era un Caravaggio.

Y hablando de Caravaggio, en esta visita no podía faltar el cuadro cedido por el Vaticano. "El descendimiento". A mi es un pintor que particularmente me gusta mucho, aún recuerdo la magnífica exposición que hubo en este mismo museo hace años sobre él, pero éste es un cuadro que refleja de lleno lo mejor de su estilo. No me suelen gustar los pintores barrocos, pero los cuadros de este hombre tienen algo especial. Claro que después de ver los de Ribera, tengo que decir que el español no le desmerece en nada.

Luego he estado viendo la tan cacareada nueva colocación de cuadros en la Galería Central. No me gusta. Todos sabemos, que en el Prado de vez en cuando les da una ventolera, y cuando ya sabías donde estaba todo, van y lo cambian de sitio, no nos pilla de sorpresa, pero como los han puesto ahora no me gusta.

Han quitado a los pintores españoles que la poblaban, Ribera, Zurbarán y Velázquez, y han puesto a Rubens, los pintores venecianos ( Tiziano, Tintoretto y Veronés), Guido Reni... yo creo que es algo muy de cara a los turistas. Obviamente en el orbe es más conocido, por ejemplo, Rubens que Zurbarán, pero éste es un museo español, y me parece mal que releguen a un segundo plano a los principales pintores españoles.

Lo que digo no es porque no me gusten los cuadros que han colgado, no por favor, La Adoración de los Reyes de Rubens, o El lavatorio de los pies de Tintoretto son de mis favoritos, y siempre forman parte obligada de mi visita a este museo, pero es que lo siento, creo que Las Lanzas o La Magdalena de Ribera tienen más derecho que otros a estar ahí.

Pero bueno, creo que al director del museo mi opinión se la traerá al pairo. Aunque aprovecho, para pedir que por favor, vuelvan a poner las Meninas como estaban cuando yo era pequeña, en una sala aparte, tenuemente iluminada y con un espejo enfrente para que se apreciara del todo su efecto 3D (y sin gafas de colorines).

En fin, que para mí, cualquier excusa es buena para ir al Museo del Prado, donde por más veces que vaya siempre descubro algo nuevo hasta entonces no había visto, o vuelvo a contemplar obras, que de tanto mirarlas a lo largo de los años, hacen que incluso viéndolas de lejos, ya me hagan sentir como en casa.


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