lunes, 8 de agosto de 2011

Los madrileños también somos ciudadanos con derechos

Vivir en una ciudad como Madrid, es algo que muchas veces te delimita la vida.

Lo hace porque es una gran ciudad, de esas que nunca duerme, y que ofrece un sin fin de oportunidades. Pero tal vez por eso mismo nos castiga, en contrapartida, con grandes distancias, a veces dificilmente asumibles, y sobre todo un continuo ir y venir de gente.

Madrid es el manifestódromo por excelencia de este país. Todo aquel que considera que tiene algo que decir o sobre lo que protestar, se lía el petate y se planta en la Gran Vía. Yo no sé para que tenemos tanta autonomía y tanta historia, si al final todo el mundo acaba por venirse aquí.

Los madrileños, criados en el estoico arte de aguantar lo inaguantable, soportamos como podemos las molestias que estos acontecimientos nos ocasionan. Pero a veces, y sólo a veces, nuestra paciencia revienta.

A las habituales manifestaciones porelmotivoquesea, que nos cortan las calles un día si y otro también, hay que unir el pintoresco paso de ganado por la cañada real que es el propio corazón de la urbe, mercadillos, festejos varios, y recientemente el 15M. A mi me parece fantástico que la gente se indigne, no es para menos con lo que nos está cayendo a los españoles, pero digo yo que se pueden indignar en su casa.

La semana pasada los miembros del movimiento 15M, se dedicaron a boitear esta ciudad (menos mal que es verano y está así como al 25% de ocupación), cortando arterias tan fundamentales para el tráfico, como el Paseo de la Castellana. Vamos lo que nos faltaba.

No hace falta decir que muchas de sus reivindicaciones son legítimas, y que representan el sentir de gran parte de la población, pero eso no les da carta blanca para hacer lo que en cada momento les parezca oportuno. Cortar calles principales de esta ciudad de forma indiscriminada, y en día laborable, es algo que no perjudica en nada a los políticos, pero si a los ciudadanos de a pie, justo a los que este movimiento pretense representar.

No se puede hablar del 15 M sin mencionar su acampada en Sol. Como yo soy de esas pocas personas a las que no les gusta que nadie piense por ellas, y por tanto, no me fio de los medios de comunicación, me fui a Sol a ver con mis propios ojos lo que había allí. Mi impresión sobre la acampada, será un tema que trataré en otra ocasión, pero el motivo de mencionarla en esta entrada, es que uno de los hechos por los que ha sido tan criticada es que parece ser que perjudicaba a los comercios. Pues que quieren que les diga, con el trasiego que gente que había en Sol, haciendo lo mismo que yo, es decir, curiosear, dudo mucho que nadie se haya dejado caer en una tienda, ya que estaba por allí, además, que en ningún momento yo vi que se obstaculizara el paso a los comercios. Vamos que les aseguro que un día de diario normal no hay tanta gente en Sol, creánme que yo soy del centro.

Pero es que además, en los próximos días acogemos la Jornada Mundial de la Juventud, es decir, que viene el Papa. Venga, ya rematamos la jugada.

A mi, personalmente que venga el Papa, me trae al fresco, por decirlo de forma coloquial. Aunque si que es cierto, que me parece increible que el supuesto representante de una fé que sigue los preceptos de un hombre que estaba al lado de los más desfavorecidos, se gaste la ingente cantidad de dinero que esta visita a suponer para las arcas del Vaticano, cuando en Somalia la gente ahora mismo se está, literalmente, muriendo de hambre.  Ésto si que es para indignarse.

Pero volviendo al tema inicial, resulta obvio que la JMJ va a suponer, un nuevo inconveniente para moverse por Madrid. Habrá cortes de tráfico, gente surgiendo hasta de debajo de las piedras... vamos como para huir.

Hoy en la oficina (porque quien suscribe estas líneas, trabaja, que se le va a hacer, tengo ese vicio), me decían que porque me molestaba la visita del Papa, que también el Orgullo Gay corta calles. Es un comentario curioso viniendo de personas que me juego lo que sea a que nunca han ido al Orgullo Gay, en el que lo único que se corta, es la Gran Vía, y además un sábado por la tarde. Eso sin contar con que es una fiesta que no cuesta un duro al Ayuntamiento porque la organiza Cogam, y que por el contrario supone una consirable inyección de dinero para el séctor hostelero de la capital. Pero claro, el Papa tiene más marketing que el colectivo homosexual.

A todo lo anterior, hay que sumar, que el movimiento 15 M dice que tiene preparados una serie de actos la semana que viene, en respuesta a la JMJ, algo a añadir al boicot que están haciendo determinados sindicados declarándose en huelga y ralentizando servicios fundamentales como el metro. Que digo yo que los madrileños normales también vamos en metro, y nos van a jorobar igual. Jolin, vamos a declarnos todos en huelga porque han subido el billete sencillo a 1,50 €, eso si que es un escándalo (por cierto, a los participantes de la JMJ, se lo dejan a 1€, voy a ver si la semana que viene me hago pasar por monja).

En fin, que si no fuera porque me encanta mi ciudad, y no sabría vivir en otro lugar, emigraba. Ahora eso si, en la próxima protesta me voy a ir con una pancarta que diga, "Esta ciudad no es un decorado. Los madrileños también somos ciudadados con derechos, porque no os vais a protestar a vuestro puñetero pueblo"

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