domingo, 28 de agosto de 2011

Tempus fugit

Recientemente, han aparecido en el trastero de casa de mis padres, dos cajas grandes con cientos de películas en VHS. Son mías, de mi época de adolescente. Este hallazgo me ha supuesto una vuelta sensorial al pasado.

Es increible como pasa el tiempo. Sé que es una frase harto manida, pero es un pensamiento que en los últimos días no para de rondarme la cabeza. Cierro los ojos, y estoy sentada en el salón de casa de padres, con una decoración que ya no conserva, merendando un bocadillo de membrillo mientras veo Verano Azul, o Dartacan, o El equipo A. Mi madre es joven, lleva un cardado imposible, y las uñas pintadas de un rojo furioso. Me manda a hacer los deberes, y yo protesto porque quiero ver la televisión, Luz de Luna, Aquellos maravillosos años, o ya más mayor Sensación de vivir. Mi madre dice que no puede ser, que tengo que estudiar, pero que si saco buenas notas, compraran un video para que pueda grabar todo lo que no veo cuando tengo que estudiar.

Primero fueron los Beta, y luego los VHS, posteriormente desbancados por el DVD, claro que para entonces yo ya estaba en la Universidad. En mi casa entró directamente el VHS, solo unos años después de que mis padres se decidieran de una vez a comprar un televisor en color. Yo era la única niña del colegio que aún tenía tele en blanco y negro ¡a mediados de los 80! Claro que luego leía las viñetas de Mafalda, y como ella directamente era la única niña de su clase que no tenía televisor, eso me consolaba bastante.

Con el tiempo llegamos a tener, dos televisores, dos videos y un DVD. Cuando me fui de casa me llevé uno de los videos conmigo, pero se estropeo al poco tiempo, así que me compré un combo, pese a las burlas de todo el mundo, que me decían que me comprara un DVD grabador y me dejara de antiguallas.

El caso es que hoy he terminado de colocar todas las cintas de video que han aparecido. Muchas compradas, pero la mayoría grabadas de la televisión. Va a ser gracioso ver los anuncios de la época.  Veis, si no tuviera el combo ahora no las podría ver, y habría sido un hallazgo algo soso.

Lo más curioso del caso, es que comentándolo con amigos, me he encontrado con la para mi incomprensible actitud, de que la gente no entiende porque no las tiro. Que si no se ve como el DVD (las he probado, y se ven bastante bien), que si hay que ajustar el tracking (algo que yo no hecho en mi vida), y si las iba a tener que rebobinar con un boli bic (aquí es donde me he dado cuenta de que algunas personas padecen lagunas, porque lo que se rebobinaba con un boli eran las cintas de casette, no las de video), y un sin fin de comentarios parecidos.

Esta claro que los listos son ellos, que su día se compraron el video Beta, y las películas Beta, luego el video VHS, tiraron las películas Beta y compraron las mismas VHS, después compraron el DVD, tiraron todas las cintas de VHS, y por tercera vez compraron las mismas películas en DVD. Y ahora viene el Blue-ray, y así hasta el infinito y más allá.

Hay quien directamente no tiene reproductor de nada, graba lo que quiere de la tele en el disco duro del televisor, y las películas se las baja de internet (odio la piratería, ya le dedicaré otro post), o quien ya ni ve la televisión y se baja todo, las películas, las series (aunque a la misma hora las estén emitiendo en antena) todo... los tiempos cambian.

Fuera lo viejo, y viva lo nuevo, parece ser la consigna vital de muchas personas, que además se rien de quienes no nos avergonzamos de tener recuerdos, y asumir que hemos vivido otras épocas, porque ya no tenemos 20 años. Quien estas líneas escribe, no aborrece la tecnología, la prueba más evidente, es que estoy escribiendo un blog, signo inequívoco de los tiempos que vivimos, pero no creo que ésta tenga que barrer de un plumazo todo lo anterior.

Tengo un ordenador y navego por internet, si, pero también tengo cintas de video que no tengo porque tirar y adquirir en otro formato.

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